NO ME OBLIGUES A ELEGIR

Esta semana tenemos el honor de poder charlar con Leonor Lalanne en nuestro habitual “entreholas” con Patricia Tisner Laguna.

Leonor es la autora de un maravilloso libro titulado “Si tuvieras que elegir” (Gráficas Editores, 2019). Yo aún me lo estoy leyendo, porque hace poco que la conozco, pero por las reseñas y lo que Patricia me ha contado, se trata de la historia de 4 mujeres en diferentes épocas de la Historia, que tienen en común haber tenido que tomar decisiones importantes en momentos y situaciones nada favorables.

He hecho un poco de trampa y me he leído antes los agradecimientos (para ver de dónde se ha nutrido la autora) y los últimos párrafos de la historia. Y me he encontrado con esta frase:

 “Si tuvieras que elegir” es la pregunta vital que todos nos hacemos alguna vez en la vida, o quizá sea la pregunta a la que deseamos responder.”

Y es que esto de elegir tiene su tela.  A lo largo de la vida elegimos muchas cosas. Y toda elección supone una renuncia. Si eliges el vestido blanco, no eliges el negro. Si eliges estudiar arquitectura, lo más seguro es que ya no estudies psicología.

Luego hay decisiones y decisiones, porque si decides crear una familia o votar a un determinado partido, eso no tiene vuelta atrás. Sin embargo, si eliges el vestido blanco y luego te apetece el negro, pues lo devuelves o te compras también el negro. Los estudios, pues cuestión de tiempo y esfuerzo… incluso elegir una pareja tiene remedio si te arrepientes con el tiempo. Pero hay decisiones que no. Que son para siempre. Que de ellas va a depender el resto de tu vida. 

Encima, a veces tomar decisiones no depende solo de ti, sino del entorno y de algunas de las personas que te rodean. 

En el libro, Leonor Lalanne habla de decisiones que unas mujeres tuvieron que tomar para poder ser libres. Y habla de cómo personas narcisistas y poderosas influyeron en el rumbo de sus vidas obligándoles a tomar ciertas decisiones. 

En el fondo, habla de cómo el poder, el egocentrismo y el narcisismo, impregnan el entorno e influyen en él casi siempre de forma negativa. 

Junto a Patricia, me pregunto cómo llega alguien a convertirse en eso, en una persona que, a base de quererse a sí misma, coarta la libertad de los que le rodean, intenta someterlos de manera que el entorno le siga reinando pleitesía sin pensar un solo momento en que los demás tienen sus propias necesidades, sus anhelos, sus sueños…

Patricia me preguntaba si el narcisista “nace o se hace”. Yo creo que un poco de todo, pero parece que cuando ya no es un simple Rasgo de Personalidad sino que pasa a ser un Trastorno, tiene su origen en la infancia.

Hay estudios más de corte psicoanalítico que lo achacan a una falta de cariño durante esa etapa, pero parece que las evidencias indican que se trata más bien de casi lo contrario. El narcisista se va haciendo a base de alabanzas desmedidas de sus figuras de apego.

Luego está el «falso narcisista» que en realidad esconde un complejo de inferioridad adquirido, esta vez sí, a base de una infancia de sometimientos, abusos, altas exigencias e incluso maltrato.

 Tengamos en cuenta que los niños, hasta los 5 o 6 añitos, están en la etapa de Piaget denominó del “egocentrismo”. Os lo explico mejor aquí: https://www.youtube.com/watch?v=3wb4MRM7Vp0 . En definitiva, hasta esa edad, el niño no es capaz de adivinar lo que está pensando el otro (se llama “teoría de la mente”). Se dice que los niños son egoístas, pero no. El egoísmo solo puede darse cuando la persona es capaz de ver el mundo con los ojos de los demás pero no le da la gana hacerlo. El niño sencillamente no puede. Y entonces, si a partir de esa edad se le priva de la oportunidad de “medirse” con los demás para que su cerebro vaya madurando y practicando con sus nuevas capacidades, pues se queda en esa etapa.

Yo digo que el narcisista es un “egocéntrico no evolucionado”. A base de decirte siempre lo bien que lo haces todo, lo chachi que eres, lo lista, lo guapa, excusándote de cualquier error que cometes y culpando a los demás de ello, pues te anclas en el egocentrismo y sigues pensando que el mundo gira alrededor de tu ombligo. Y si no lo hace, caes en la tentación de forzarle a que lo haga. Nació el narcisista.

Dale poder a un narcisista y allí tienes al tirano.

Como dice el mito de Narciso, ese amor propio desmesurado, lleva a la deformación total de uno mismo, pero no en la bella flor que le da nombre al mito, sino en un ser altamente peligroso.

Están de acuerdo conmigo y ofrecen muchos más detalles tanto Patricia como Leonor en el entreholas que os decía más arriba y que os adjunto aquí:

#ungestocambiatuvida   

Entradas relacionadas
Whatsapp icon
Pide información por WhatsApp