EFECTO DE LAS SERIES QUE VEN NUESTROS HIJOS EN LA TV “DE PAGO”

Son las 11 de la mañana de un lunes. Suena mi teléfono y al otro lado una madre muy angustiada me pide cita urgente porque su hija de 13 años le ha dicho que quiere morir, que esta vida no tiene sentido, que no se gusta que cree que no la quieren ni sus padres…

Podría haberle dicho que son “cosas de la edad”, que no se preocupe, que seguramente  sea una llamada de atención, que están nerviosos con esto de la cuarentena… Y quizá sea eso. Pero no. Después de decirle que ha hecho bien en acudir (y que no se preocupe, que el hecho de que lo haya expresado ya es buena señal), le doy cita urgente porque cuando un niño (preadolescente en este caso) o niña habla en esos términos… hay que prestar atención. Está sufriendo. Y puede que muchísimo.

Y luego me quedo pensando que no es el primer caso que veo. Veo adolescentes que se autolesionan, adolescentes que no le ven sentido a la vida, que sufren, que tienen un autoconcepto nada realista y una visión de la vida nada acorde con lo que debería ser a esa edad. Demasiada madurez para unas cosas y muchísima irrealidad para otras. Y pertenecen a familias totalmente normalizadas, padres y madres con modelos educativos normalizados, con recursos, con buen nivel  socioeconómico.

¿Qué puede estar pasando?

Pues creo que muchas cosas, pero en esta pildorilla me voy a centrar en una en concreto: las series. Tengo la costumbre de preguntar a mis pacientes y amigos qué series son las que ven los chavales y las chavalas. Y las veo yo. Os cuento: ahora están de moda, por ejemplo, la polémica serie de “Por trece razones” donde una chica da todos los detalles de por qué ha decidido quitarse la vida. Y son detalles en los que cualquiera de vuestras hijas se puede ver reflejada. Otra es “madres”, que aunque en principio no parece que vaya a ser muy de adolescentes, pues sí la ven. Transcurre en la planta de psiquiatría de un hospital infantil. Protagonizan la serie una adolescente con cáncer,  otra con anorexia, un chaval que se autolesiona, etc. Todos muy guapos, todos muy inteligentes y todo, incluso el sufrimiento es como muy “guay”. Luego tenemos “Vis a vis”, que transcurre en una cárcel. Alianzas, traiciones y venganzas se normalizan e incluso se muestran como única salida a la supervivencia. “Los 100” es una serie donde en un mundo apocalíptico donde solo sobreviven los jóvenes, se lleva al extremo la condición de pertenencia a un “clan”. La individualidad queda extinguida.

Ojo que no quiero que se llegue a la conclusión (que os conozco) de restringir el acceso a las series, por favor, opino lo mismo que con los videojuegos: prohibido prohibir.  Se trata de que seamos conscientes de que quizá nuestros niños y adolescentes tienen acceso a conceptos y valores que requieren una mayor madurez cognitiva y emocional. Que una adolescente preocupada por su físico, si ve que para estar como la de la pantalla hay que dejar de comer, pues el detalle de que quizá se muera de una enfermedad que se llama anorexia no es lo que realmente le llega. Su atención está en otra parte. Racionalmente será capaz de expresar qué es la anorexia y qué mal si la tienes, pero emocionalmente su cerebro aprende que bueno, que mientras tanto, estará delgada. Se llama atención selectiva.

¿Solución? Hablar con ellos, ver sus series y comentarlas en casa, incidir mucho en que la vida NO es así, que no todos somos ni hemos de ser como esos actores y actrices, que aunque esté en una pantalla, en ocasiones ni siquiera el guionista sabe lo que dice, porque lo que dice es lo que “vende”, no lo que es.

#ungestocambiatuvida

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