¿LA CULPA LA TIENE EL MÓVIL?

No le eches la culpa al móvil

¿Se ha perdido la capacidad de transmitir valores en la familia?

El otro día leí un post de la cuenta del Juez Calatayud, en la que decía algo así como que para hacerlo fatal como padres, basta con dejar que sea el móvil quien lo eduque.

Bueno, no voy a analizar el absoluto reduccionismo que refleja esa reflexión, ya que no es el móvil quien educa, sino los contenidos que allí se leen o ven y allí hay de todo. Entiendo que el Sr. Calatayud lo que intenta expresar es que lo que no podemos es dejar que niños y jóvenes pasen tanto tiempo en manos de la virtualidad, por buena que sea.

Y estoy de acuerdo. Pero no en el sentido de reducirle drásticamente el tiempo de pantallas, así por real decreto y sin alternativas, sino a favor de que efectivamente, padres y madres seamos conscientes de que pasar tiempo con nuestros hijos es esencial para ellos.

Os cuento un caso: chavalico de 12 añetes, hijo único. Padre y madre currantes que acuden a mí porque están muy preocupados ya que su hijo pasa demasiado tiempo con la tablet jugando a un juego en concreto. Les preocupa el tiempo, pero sobre todo lo que le oyen decir y le ven hacer cuando juega: palabrotas, gritos, golpes, frases como “qué mala suerte, voy a intentarlo de nuevo”, etc. En fin, cosas que les hace sospechar no solo una adicción, sino una asunción de valores que no les cuadra.

Evidentemente la terapia se centró en reducir (más bien desechar) ese juego (lo investigué y a parte de adictivo es totalmente inadecuado para su edad) y a la vez trabajar con esos padres en sus expectativas de educación en valores de su hijo. Se dieron cuenta de que tienen valores heredados de sus propias familias que no estaban siendo capaces de transmitir a su hijo. Pero la “culpa” no es del juego al que jugaba, sino de que en realidad su hijo estaba más expuesto a esa transmisión que a la de sus padres.

¿Solución? Elaboramos una lista (su lista) de valores a inculcar y cómo conseguirlos. Surgieron cosas como que una de sus expectativas era “queremos que nuestro hijo sepa el valor de la amistad”, pero se dieron cuenta de que en realidad no hacían mucho para que se cumpliera. Reconocieron que era genial tenerlo todo el día en casa, porque así no pasaban miedo cuando salía (viven en un pueblo). Pensaron (o más bien quisieron pensar) que con el rato del cole ya tendría bastante para eso de socializar y ver el valor de la amistad. Y que no era tan malo que dedicara su tiempo libre a jugar. “Todos lo hacen”. También se percataron que, en realidad, el dedicarle tiempo a las pantallas no es el problema, sino el no tener alternativas. Entonces se pusieron en marcha y diseñaron una lista de actividades encaminadas a inculcar el valor de la amistad: le apuntaron a actividades extraescolares acordes a sus intereses para conocer niños y niñas afines, hablaron con otras familias del pueblo para quedar todos y que su hijo conectara con los suyos y planificaron cada finde alguna actividad familiar conjunta: jugar al Monopoli, salir con la bici y ver juntos algunos de los youtubers que tanto le gustan al chavalico y aprovechar para comentar lo que les parece correcto y lo que no de lo que ese youtuber transmite.

En definitiva: no le eches la culpa al móvil de que tu hijo sea un mangui. La transmisión de valores empieza en la familia. Patricia Tisner lo explica muy bien en su blog: https://patriciatisner.com/2021/02/14/la-culpa-no-es-de-la-tecnologia/

Piensa que de eso va a depender en gran medida el tipo de adulto que será tu hijo. Pero solo en parte, claro, porque evidentemente hay otros agentes que transmiten valores: la sociedad, la religión, la cultura…

#ungestocambiatuvida   

estherclaver.com

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