¿Sabías que entre un 30 y un 50 % de los pacientes que acuden a Atención Primaria sufren ansiedad o depresión? Les duele algo, sí, pero no tienen nada, ese dolor se lo ha inventado su cerebro.
A veces nuestro cerebro nos juega malas pasadas. Nos imaginamos cosas raras, nos comemos el coco con preocupaciones que no podemos parar…y a veces ocurre que terminamos teniendo ansiedad. Y la ansiedad hace que nos pongamos hipervigilantes, que nuestro cerebro esté como captando cualquier tipo de amenaza.
Y una de las amenazas que más tememos las personas es la enfermedad, el dolor. Entonces nuestro cerebro está atento a cualquier síntoma y lo multiplica, lo engrandece para que se note. Pero en realidad no te pasa nada.
Esta hipervigilancia es lo que precísamente hace que los síntomas propios de la ansiedad (sudores, palpitaciones, no poder respirar…) se retroalimenten… es lo que llamamos “miedo al miedo”.
¿Cómo superarlo? Siendo conscientes de ello. Por ejemplo: si tu, cuando te pones nervioso, tensas la parte de los hombros… si en el trabajo tienes unos días malos, sin darte cuenta stás tensando esa parte y te puede llegar a afectar a la cabeza, las cervicales… pero es solo tensión. Si eres consciente de ello no te dedicarás a tomar antiinflamatorios sino a relajarte lo más posible los fines de semana para recuperar fuerzas y a ser consciente de tu reacción cuando pasas nervios y aprender formas alternativas de afrontamiento como las autoinstrucciones, la respiración, etc.
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