EL IMPERIO DE LO EFÍMERO

Recupero un párrafo de Lipovetsky (1990): “Todas las clases son arrastradas por la ebriedad del cambio y las fiebres del momento; tanto la infraestructura como la superestructura se han sometido, si bien en diverso grado, al reino de la moda”

Las modas marcan tendencias personales, influyen en la sociedad y construyen ídolos (“influencers” diríamos ahora). Lo efímero ha eclipsado a lo trascendental de la expresión humana.

Pero ¿cuánto de “profundo” llega esa influencia? ¿cómo afecta a la esencia del ser humano? Estamos creando una generación (o varias) de personas que valoran la rapidez y lo pasajero por encima de todo. Todo lo quieren “a un clic”, todo pasa…nada queda.

Nos estamos olvidando de que a veces, lo que da sentido a nuestras vidas, no es lo efímero, sino lo que puede trascender.

Mar Romera, en una de tantas charlas que le he oído 8ahora no recuerdo cuál exactamente), contaba que su abuelo, cuando ella tenía 5 añitos, la llevó una vez al campo a plantar un nogal. Ella ayudó a hacerlo, hizo el agujero en la tierra, fue a por agua, regó… y al acabar, cuando su abuelo ya la cogía de la mano para volver a casa, ella le increpó: “¿y las nueces?”, a lo que su abuelo le contestó: “quizá ni tu ni yo las veamos, pero tus hijos seguro que sí”. Ella entonces, con 5 años, donde el tiempo no es tiempo, no lo entendió. Pero cuando su cerebro se lo permitió, le dio sentido a ese recuerdo.

Quizá no consigamos nuestro objetivo final en una sola vida, pero mientras caminamos hacia la meta, mejoramos, aprendemos y hacemos que nuestra existencia tenga un poco más de sentido.

¿Qué consecuencias tiene vivir bajo el imperio de lo efímero?

Muchísimas. Pero me voy a centrar en solo una: la vida carece de sentido. Tarde o temprano, esa generación de niños, niñas y adolescentes que centran su mayor interés en las “stories” de las Redes Sociales, serán adultos cuya vida no tendrá mucho sentido. Estudiarán lo que sus padres, madres y maestros les digan, o lo que estudie su mejor amiga, o lo que tenga “más salida”, porque han aprendido que la vida es lo que transcurre “aquí y ahora”, que casi nada es para siempre (bueno sí, el trabajo de funcionario) y por tanto¿para qué sembrar? ¿para qué construir sueños, si los puedo comprar?

Es por eso que no me gusta la moda de las “historias” en las Redes Sociales. En el video de abajo os lo explico más.

#ungestocambiatuvida  

Referencias:

Lipovetsky, G. (1990). “El imperio de lo efímero”. Madrid, Anagrama.

Por qué no me gustan las historias de Instagram y facebook

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