Hay parejas que vienen a consulta, supuestamente a arreglar su relación, pero cuando vamos avanzando, lo que se ve que realmente pasa es que una de las partes en realidad lo que quiere es dejarlo. Pero no es que traiga a la otra persona engañada (que también pasa), sino que sencillamente aún no es consciente de que lo que quiere es romper.
Para que no te pase esto, fíjate en estas señales:
1.- Habéis dejado de ser amigos. Te cuesta quedar con él o ella después de clase o del trabajo porque ya no te apetece mucho lo que hacéis juntos.
2.- Tienes fantasías de estar con otras personas. Cuando conoces a alguien, siempre te preguntas qué tal te iría con esa persona si fuese tu pareja.
3.- No te imaginas el futuro con esa persona. En mi consulta, una de las tareas que suelo prescribir es una que incluye una actividad que supone pensar en cómo te ves de aquí a 10 años. Si te pones a ello y en tu cama no ves a tu pareja… mal rollo.
4.- Discutes por discutir. Tu intención ya no es llegar a acuerdos para mejorar, sino ponerle pegas a todo. Y ¡tú no eres así!
5.- Lo peor: ya no tienes ganas de discutir. Te la chufa cómo se sienta la otra persona y ya casi ni te acuerdas de cómo te sentías cuando hacíais cosas juntos.
Pues ya sabes, si te están pasando algunas de estas cosillas… quizá acudir a una terapia de pareja ya no sea para arreglarse sino para dejarse bien, que también sirven para eso.
#ungestocambiatuvida
