Todos tenemos problemas. Siempre vamos a tener problemas.
Pero hay problemas de dos tipos: dramas. A veces la vida es insoportablemente triste. Muertes, desempleo… joder, hay gente que lo pasa realmente mal.
Y el otro tipo de problemas son las cosas a resolver. Ahí no tienes excusa para dramatizar. Una cosa es desahogarte de forma razonable y otra es que te enfades con la humanidad ¡¡ya para siempre!! Si te cambian las vacaciones, indígnate, si te dan un golpe en el
coche, indígnate… pero luego respira y sigue. No le amargues la vida a los que tienes al lado con la traca por lo que te ha pasado.
Pregúntate cada día qué es lo que te está impidiendo estar bien. Párate a pensar y decide si es un drama o no. Así evitaras hacer una montaña de tonterías.
Hay que aceptar que las cosas a veces son como son, no como nos gustaría. Relativiza. Da importancia a lo que realmente la tiene.
El caso es que a veces lo conseguimos, sobre todo cuando vemos que a alguien cercano le pasa algo, se muere por ejemplo o cuando nos llevamos un disgusto de verdad. Siempre decimos: es que hay que vivir el momento, disfrutar y no darle importancia a tontadas. Pero nos dura dos días.
#ungestocambiatuvida