Todos conocemos a personas “enamoradas del amor”, esas que van de flor en flor porque en cuanto empiezan las primeras dificultades en la pareja, la dejar con el argumento de que “ya no hay chispa” o que se han desenamorado.
Es como una adicción. Buscan ese estado de enamoramiento, de pasión, que es tan agradable y loco pero que, evidentemente, evoluciona hacia estados más relajados. Y ha de evolucionar porque el estado de enamoramiento pasional, de durar mucho, correo el alto riesgo de convertirse en una relación enfermiza y tóxica.
Y es que la culpa de esto, o parte de ella, la tienen las princesas Disney o las series de la tele. Venden la idea de que el amor es algo mágico, que es para siempre, que todos tenemos una media naranja… y eso no es así. El amor parte de la
pasión (o no) pero la relación, la pareja, se construye a partir del respeto, la confianza y de mucho trabajo para descubrir qué hacer para que la otra persona sea feliz sin perder tu propia identidad. Querer y sentirse querido.
Conclusión: que si eres uno o una de esas personas que cuando la “borrachera hormonal” del principio decae, piensa que la relación ha caducado, que sepas que estás condenado o condenada a no encontrar la estabilidad relacional que en el fondo buscas.
#ungestocambiatuvida