¿UN MAL DÍA EN EL TELECURRO?

Tengo personas en mi consulta que teletrabajan y me preguntan por qué tienen algunos días que están como pollo sin cabeza. Saben que tienen que hacer muchas cosas pero no se aclaran, se sientan delante del ordenador, empiezan una tarea, la cierran, pasan a otra… aunque se hayan puesto un calendario o una lista de prioridades, el trabajo como que no cunde.

Además tienen sentimiento de culpa porque en principio la idea de quedarse en casa molaba, pero ahora parece que no es tan guay como parecía y piensan que algo están haciendo mal.

¿Qué está pasando?

Para empezar hay que ver cómo se está planteando el teletrabajo, porque veo que hay muchas empresas que obligan a “fichar” a sus trabajadores y éstos han de estar delante del ordenador todo su horario laboral. Eso es un error, tener en cuenta que, por ejemplo en formación, 4 horas de presencialidad equivalen a 1 de on line. No creo que se pueda aplicar esto a todos los casos, pero lo que sí es cierto es que es mejor plantearse el trabajo por ebjetivos, por ejemplo.

Si no es ese el problema porque tienes suficiente flexibilidad (olé tus jefes), entonces lo que pasa es que sencillamente, hay días malos.

Para minimizar esos días, lo mejor es marcarse unas rutinas y no salirnos de ellas porque así el cerebro nos agradece esa sensación de control de la que carece ahora, con la incertidumbre reinante propia de una pandemia. Y dentro de esas rutinas, márcate objetivos realistas, no quieras abarcar más de lo que vas a poder. Ten tu agenda a mano y ve agendando eventos, tareas y rutinas de forma que quepa todo holgadamente.

Dentro de esas rutinas tiene que haber sí o sí lo que yo llamo “premios”. Por ejemplo, ese café al levantarnos con una galletita, o esa cerveza mientras haces la comida, o ese rato al sol (altamente recomendable) en tu ventana o terraza donde desconectes (altamente necesario)

Luego existen los casos concretos de padres y madres con niños pequeños. Eso merece un trato a parte, pero aquí decir que la palabra mágica es FLEXIBILIDAD. No hay juez que no te de la razón en caso de que te despidan por no poder cumplir objetivos en estos momentos, así es que tranquilidad. Con niños todas las rutinas o casi todas han de contar con ellos, lo que es agotador y desesperante si has de acabar una tarea laboral en un tiempo límite. Aquí la organización es crucial, pero no puedo generalizar ya que cada casa es un caso aparte. Lo que sí puedo decir es que intentes trabajar a primerísima hora de la mañana, antes de que los niños se levanten porque te va a cundir más y además vas a estar más relajado el resto del día porque te evitarás esa sensación de pérdida de tiempo y de “no llegar” que tienes cuando la tarea está aún pendiente.

Y luego deja de pensar en todo lo que va mal y piensa que esto acabará y que lo vas a superar porque siempre lo haces.

#ungestocambiatuvida

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