VENTAJAS DE LA TERAPIA PSICOLÓGICA ON LINE (TELEPSICOLOGÍA)

Si algo nos ha enseñado esta etapa de la historia mundial en la que nos hemos tenido que enfrentar al teletrabajo, es que la tecnología tiene muchas ventajas que antes no apreciábamos. Se ha visto en muchas empresas que no han parado su producción gracias al teletrabajo, autónomos como los psicólogos hemos podido hacer nuestro trabajo on line.

Lo que llamamos “telepsicología” no es más que la prestación de servicios psicológicos utilizando la tecnología. La información puede ser transmitida a través de múltiples soportes como vídeos, textos o aplicaciones; y la comunicación puede ser sincrónica (videoconferencia interactiva, llamada telefónica) o asincrónica (email, mensajería, etc.). Yo, en la terapia presencial, siempre he utilizado lo que llamo “narrativas digitales”. Y es que soy, lo que se llama una “prosumidora”, es decir, asumo simultáneamente los roles de productora y consumidora de contenidos (“producer”: productor) y “consumer”: consumidor).

El uso de las “narrativas” en terapia no me lo he inventado yo. A comienzos de los años 80, surge la llamada “terapia narrativa”, cuyo credo máximo es que “la persona nunca es el problema, el problema es el problema” (Castillo, I, Ledo, H y Del Pino, Y, 2012). La terapia narrativa fue descrita por primera vez por White y Epston (1993) en su libro “Medios Narrativos para fines terapéuticos”. Estos autores usaban contratos, cartas y todo tipo de documentos para lograr externalizar el problema y que la persona tuviera más espacio para crear una identidad distinta a la que el problema proponía.

Pero los medios narrativos se han adaptado a los tiempos. Internet nos han traído un mundo globalizado donde todo está al alcance de un “clic”. Por otro lado, las neurociencias nos han enseñado que la forma de aprender tiene que ver con lo emocional, que “la emoción le puede a la razón”. Como ya he dicho, la terapia narrativa busca de alguna forma que el paciente aprenda a “desaprender”. Para ello, debemos hacer uso de medios narrativos que han de ser “emocionantes”. Y nada más emocionante que las redes sociales, los videojuegos, las aplicaciones móviles e internet en general.

Otra faceta interesante es, por ejemplo, que las redes sociales ofrecen la oportunidad para que paciente y terapeuta se comuniquen al mismo nivel, dejando atrás la visión pigmatoliana del terapeuta “experto” y alejado emocionalmente de sus pacientes. El terapeuta puede “colgar” en su canal de youtube, web o blog, artículos, vídeos y demás contenido que tenga que ver con las creencias a desarmar y donde el paciente, además, puede comprobar que hay más personas en su lugar y que sus creencias han de ser reescritas. Tengo muchos ejemplos de este tipo de narrativas en mis miles de vídeos, publicaciones de blog, post en redes, etc. Uso la oportunidad que me brinda la mensajería instantánea, como digo más arriba, para afianzar la alianza terapéutica. Elaboro “snack ads” (vídeos de 6 segundos) con mensajes concretos, la mayoría de las veces dirigidos de forma indirecta a mis pacientes más jóvenes, que subo a Instagram para “gamificar” un poco el proceso terapeutico. Utilizo aplicaciones para crear avatares con el fin de trabajar, por ejemplo, la autoestima en adolescentes. Prescribo el uso de aplicaciones de entrenamiento cognitivo en niños y adolescentes. También subo a mi canal “tutoriales” que utilizo para facilitar las tareas que mando entre sesiones, como juegos y entrenamientos concretos. Incluso hemos creado junto a mi hermano Axel, que es un excelente programador, una aplicación web específica para el trabajo con emociones que se llama Moodeler (moodeler.com)

Hasta el estado de alarma que nos encerró en casa, las citas on line suponían en mi consulta un 10%. Con la cuarentena el 100% de mis casos pasaron a realizarse en esta modalidad. Y, tal y como he dicho siempre, he podido constatar que esta opción ofrece muchísimas ventajas. En primer lugar, la más evidente de salvar distancias físicas. Mis pacientes de los pueblos que pertenecen a la provincia que antes venían de propio a mi consulta, ya no tienen que hacer ese esfuerzo de pérdida de tiempo y dinero. Se acabó pagar zona azul o párquing y gasolina. Por otra parte, permite garantizar de forma óptima el anonimato de los pacientes y la obligada confidencialidad, al no existir una “sala de espera” donde se produzcan los inevitables “cruces” entre personas. Para localidades pequeñas, esto es importante. Además, afianza la alianza terapéutica ya que permite que cada cual elija en qué entorno se va a producir el encuentro terapéutico, sintiéndose así más relajados que cuando hay que enfrentarse a un despacho profesional. Por cómodo y acogedor que éste sea (y el mío lo es), nunca va a equipararse al salón de tu casa. Y a esta misma alianza contribuye el hecho de que al ser on line, te permite flexibilizar horarios y días de cita, lo que mejora sustancialmente la disponibilidad del terapeuta. Eso, para los pacientes que sufren ansiedad, es como el maná. Con todo esto, se facilita enormemente el que las terapias sean más breves ya que ganan en intensidad.   

¡Y parece que la evidencia científica me da la razón! He hecho una pequeña revisión de los últimos estudios sobre el uso de la virtualidad en psicología y me he encontrado con que, tal y como me demuestra mi propia experiencia,  tiene múltiples aplicaciones (Macías M., J.J., Valero A., L., 2018). Es útil tanto en el campo del diagnóstico como en el de la intervención terapéutica en sí. Así, se ha demostrado su validez para evaluar, por ejemplo, sintomatología de ansiedad, depresión, relaciones interpersonales y psicoticismo, a través de cuestionarios autoadministrados de forma telemática (Durao M., Ungaretti J., Genise G. y Etchezahar E., 2019). También parece que es un recurso excelente para el trabajo con adolescencia ya que es un medio muy aceptado y usado por este sector de la población (Flujas-Contreras, J.M., Ruiz-Castañeda, D.,Botella C. & Gómez, I, 2017). Incluso hay estudios que demuestran su efectividad en aplicaciones psicológicas tan antagónicas a lo “on line” como puede ser la psicología del deporte (Dosil, J. y García-Prieto,D., 2004).

Creo firmemente que estamos en un momento donde el teletrabajo se va a instaurar para siempre. Habrá que regular su uso en entornos empresariales y de equipos, claro. Pero para el ejercicio privado de la psicoterapia es una alternativa muy eficaz.

#ungestocambiatuvida

Referencias:

Castillo, I, Ledo, H y Del Pino, Y, (2012). Técnicas narrativas: un enfoque psicoterapéutico. Norte de salud mental, vol. X, nº 42: 59-66

Dosil, J. y García-Prieto,D. (2004). Asesoramiento on line en psicología del deporte. Cuadernos de Psicología del Deporte,  Vol .4, núms 1 y 2

Durao M., Ungaretti J., Genise G. y Etchezahar E. (2019). Propiedades psicométricas de la Escala de Síntomas Globales Online (ESGO). Ciencias Psicológicas.

Flujas-Contreras, J.M., Ruiz-Castañeda, D.,Botella C. & Gómez, I (2017) Un programa de bienestar emocional basado en Realidad Virtual y Terapia Online para enfermedades crónicas en infancia y adolescencia: La Academia Espacial Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes Vol. 4. Nº. 3 – pp 17-25

Macías M., J.J., Valero A., L. (2018). La psicoterapia on-line ante los retos y peligros de la intervención psicológica a distancia. Apuntes de Psicología, Vol. 36, número 1-2, págs. 107-113.

White y Epston (1993). Medios Narrativos para fines terapéuticos. Ed.: Paidós.

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