QUE DIOS REPARTA SUERTE

Estoy leyendo el artículo de Carlos Megía (13 jun 2020):  ‘Crisis fatigue’ o cómo un año repleto de malas noticias está empezando a pasar factura a nuestro cuerpo (El País digital).

Dice lo siguiente:

 “…en España, los efectos del clima sociopolítico y mediático provocado por la pandemia y los meses de confinamiento ya deja notar sus estragos. Un grupo de psicólogos e investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, apoyados por la Agencia Estatal de Investigación, ha publicado un informe en el que confirman que uno de cada cinco españoles sufre síntomas de depresión y ansiedad desde que comenzó la crisis del coronavirus. Los menores de 45 años son el estrato demográfico más afectado”.

O sea, que justo la parte de la población que menos riesgo tiene de morir, son los más estresados. Curioso dato. Me da pie a analizar una de las condiciones del ser humano: el egocentrismo. Sí, ya sé que se debería superar a los 5 años de edad (según Piaget), pero va a ser que no. El egocentrismo parece haberse implantado en una generación (llámala “Z” o como quieras). ¿Será que a base de evitar que nuestros hijos cometan errores, que aprendan de sus experiencias, hemos creado una generación de personas cuyo cerebro no termina de hacerse con la “teoría de la mente”? (si quieres saber lo que es la “teoría de la mente” mira este vídeo: https://estherclaver.com/2020/02/28/por-que-no-se-puede-trabajar-en-equipo-en-la-etapa-de-infantil/)

Bueno, está claro que tenemos a una gran parte de la población preocupadísima de su ombligo. Vale. Y ahora, como parte de la solución a este estrés que les embarga, siguiendo con el mismo artículo, los profesionales a los que se les pregunta en el artículo, aconsejan “buscar espacios libres de estrés y focalizar nuestra atención en aspectos positivos y acciones concretas del día a día para no dejar que el miedo nos paralice”

¿EN SERIO?

Nos encontramos ante un porcentaje de personas que “a priori” no tienen un cerebro lo suficientemente maduro como para poner en su mente los pensamientos de otras personas, que por tanto son incapaces de empatizar con las emociones y necesidades de los demás. ¿Y tú les recomiendas que se aíslen y busquen gratificación en su entorno? ¡Pero si es lo que llevan haciendo toda su vida!

No, qué va, esto no funciona así para los jóvenes. O no debería. ¿Tienes menos de 45 años (y más de 18)? Espabila, afronta tus miedos, cágate las veces que haga falta (quizá sean muchas), sácate el pañal y afronta la realidad como te venga en gana, pero JAMÁS dándote la vuelta y “buscando sitios libres de estrés”.

Saca pecho y “que dios reparta suerte”.

#ungestocambiatuvida

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.