Me flipa ver cuántas actividades de “trabajo en equipo” se hacen en Infantil. Cómo los profesionales de la educación se afanan en conseguir que los niños y niñas entre los 3 y los 6 años aprendan a “compartir”, a “ponerse en el lugar del otro”, etc.
Como siempre, forzando aprendizajes.
Os cuento: el ser humano, hasta los 5 años más o menos, NO es capaz de ver el mundo con los ojos de otra persona. La base empírica que sustenta esta afirmación se llama la “teoría de la mente” y explica cómo los niños poco a poco llegan a ser capaces de atribuir a los demás pensamientos, deseos, intenciones, estados de ánimo, y así explicar y predecir su conducta.
Entre los 3 y 5 años, los niños son incapaces de adivinar lo que el otro puede estar pensando sobre algo muy muy obvio. Hay un experimento que se repite durante años en el mundo de la investigación psicológica que se llama la “tarea de la falsa creencia” que demuestra esto muy bien. Con un niño o niña de 3 años, dos muñecos, una cajita y una canica lo podemos hacer en casa. Se le cuenta jugando al niño o niña una historia con los muñecos. Un muñeco se llama Ana o Pedro (dependiendo del género del niño al que le hacemos la prueba) y otro María o Juan. Están jugando con una pelota (la canica) y se divierten. Ahora Ana (o Pedro) tiene ganas de ir al baño y se va de la sala. Y María (o Juan) para hacerle una broma, esconde la pelota en la caja. Ana (o Pedro) vuelve del baño y quiere seguir jugando con la pelota pero claro, no la encuentra. Ahora se le pregunta al niño o niña “¿dónde crees que buscará la pelota Ana (o Pedro)?”. Entre los 3 y 5 años, siempre va a decir que en la caja porque no es capaz de ponerse en la mente del otro.
Y no es egoísmo. Es EGOCENTRISMO. O sea: que su cerebrito aún no es capaz de pensar desde otro punto de vista.
Así es que, por favor, dejar de machacar a los enanos con frases como “ponte en su lugar” “tú qué sentirías si te pasase lo mismo” y cosas por el estilo, porque os estáis pasando tres pueblos.
#ungestocambiatuvida