Debatimos mucho acerca de los cambios que precisa nuestro país en materia de economía, educación, cultura y sociedad. Y nos llevamos las manos a la cabeza cuando vemos que las cosas no cambian, que se siguen aplicando viejos paradigmas a nuevas y cambiantes necesidades. Empeñarse el elaborar una y otra vez una misma solución para un problema, sabiendo que dicho problema va a evolucionar antes de que llegues a resolverlo de esa forma, es absurdo. Pero se hace. El ejemplo de los puentes de Öresund en Europa y el de Choluteca en Centroamérica es un ejemplo magnífico de la diferencia que hay entre “resistir” y “adaptarse”.
Seguramente si les preguntásemos a los ingenieros japoneses que ayudaron a hacer el puente de Choluteca, el por qué lo hicieron así, nos dirían que “siempre se ha hecho así”. Un puente es un puente. Hay un río, dos zonas para unir y condiciones climatológicas adversas. Blanco y en botella: hago un puente a prueba de tifones y chispun.
Las leyes de Educación basadas en el Taylorismo de la primera mitad del siglo XX, el sistema judicial con figuras y procesos absurdos heredados de la Edad Media. Una administración jerarquizada hasta el infinito, siguiendo las mismas pautas de hace siglos, el tema de la “digitalización vs transformación digital” que tan bien explica Patricia Tisner . Recuerdo que no hace tanto, un amigo que hizo la antigua “mili”, me contaba que vivió en directo cómo se “arrestaba” a una mula o a una silla siguiendo estrictamente la normativa militar imperante.
En otra pildorilla hablo de lo inútil que parecen las políticas de prevención de consumo de drogas, porque los datos no cambian desde la época de mi tesis doctoral (como mínimo).
Y tantos ejemplos de procesos que se repiten una y otra vez sin llegar a dar solución efectiva a los asuntos a los que se dedican.
¿Por qué pasa? Aquí nos hemos comido mucho el coco. Hemos hablado del síndrome de la rana hervida , de Indefensión Aprendida , de inutilidad… ¿aprendida?
Seguro que conocéis la parábola de los monos (seguro que la conocéis), que no sé de dónde salió pero es magnífica. He aquí la versión de Alvi:
“Un grupo de científicos encerró a cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de plátanos.
Cuando uno de los monos subía la escalera para agarrar los plátanos los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que se quedaban en el suelo.
Pasado algún tiempo, los monos aprendieron la relación entre la escalera y el agua, de modo que cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo molían a palos.
Después de haberse repetido varias veces la experiencia, ningún mono osaba subir la escalera, a pesar de la tentación de los plátanos.
Entonces, los científicos sustituyeron a uno de los monos por otro nuevo.
Lo primero que hizo el mono novato nada más ver los plátanos fue subir la escalera. Los otros, rápidamente, le bajaron y le pegaron antes de que saliera el agua fría sobre ellos.
Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo nunca más subió por la escalera.
Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo con el que entró en su lugar.
El primer sustituido participó con especial entusiasmo en la paliza al nuevo.
Un tercero fue cambiado, y se repitió el suceso.
El cuarto, y finalmente el quinto de los monos originales fueron sustituidos también por otros nuevos.
Los científicos se quedaron con un grupo de cinco monos que, a pesar de no haber recibido nunca una ducha de agua fría, continuaban golpeando a aquél que intentaba llegar hasta los plátanos.
Si fuera posible preguntar a alguno de ellos por qué pegaban con tanto ímpetu al que subía a por los plátanos, con certeza ésta sería la respuesta: «No lo sé. Aquí, las cosas siempre se han hecho así».
Y esto nos lleva a otro concepto: “tradición”.
Por tradición se hacen tantas y tantas cosas… los toros, las fiestas, el folklore… la “presencialidad” en la Universidad en tiempos donde dicha presencia puede significar la muerte…
En eso se basan los prejuicios, claro, ya decía Albert Einstein, ¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.
Y seguimos igual.
¿Hablamos de cómo se podrían producir cambios?
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