ABORDAJE TERAPÉUTICO DE LAS TECNOADICCIONES

Os voy a contar cómo trabajo yo las adicciones a las pantallas en mi despacho. Si no quieres leer tanto, aquí lo tienes en vídeo:

Ante todo hay que definir qué es una tecnoadicción.

Un indicador claro de que algo anda mal es la llamada “tolerancia”, es decir, cuando la familia me cuenta que el chico o chica empezó por poco y ha ido aumentando su uso de la pantalla que sea hasta llegar un momento que casi no le sacia.

Por otro lado está el síndrome de abstinencia, que son todas aquéllas conductas disruptivas que surgen cuando la persona en cuestión se ve separada de su pantalla favorita aunque sea poco tiempo: berrinches, golpes, tristeza, e incluso violencia.

El indicador que a mí me parece más importante: que el uso de la pantalla interfiere en las actividades de la vida diaria de forma que deja de hacer cosas importantes por estar con el videojuego, el móvil, internet, etc.  Deja de quedar con los amigos, baja las notas, se salta alguna clase, llega tarde a todas partes…

Y por último, parece que a pesar de saber y reconocer que le está pasando algo con esto de las pantallas, el sujeto refiere que “no puede parar”, que no tiene el control de la situación.

Bien, dicho esto, os cuento un poco cuál es mi forma de trabajar:

Para empezar creo que hay que diferenciar entre tipos de pantallas y cosas que se hacen con ellas. A mí, según mi experiencia, me es útil esta diferenciación: videojuegos, internet y móvil.

Es necesario que ante todo seamos conscientes de que un mismo itinerario terapéutico puede ser muy efectivo en unas familias y muy poco efectivo en otras. Yo os cuento lo que en general me ha ido bien en casi todas las familias que he visto. Con matices para cada una.

Bien, todo tratamiento consta de tres fases: diagnóstico, intervención y seguimiento.

En cuanto al diagnóstico creo que lo importante es definir muy bien qué es un uso abusivo de las pantallas y qué no lo es. Es que cada familia tiene una teoría diferente que a veces concuerda con la de terapeuta y a veces no, así es que para evitar esa discusión, yo recurro a un test objetivo, que además es un programa: ADITEC (Tea Ediciones). ¿Por qué hago esto? Pues, como he dicho, así evito entrar en discusiones sobre lo que es “normal” y sobre lo que no lo es, porque una prueba externa y objetiva, con su supuesto aval científico aporta seriedad y afianza más la alianza terapéutica, a la vez que me ayuda a externalizar el problema y plantear el tratamiento como un trabajo en equipo en contra del “enemigo” que es la adicción.

Cuando planteamos el tratamiento, casi siempre es necesario trabajar habilidades concretas en los chavales. Yo suelo alternar sesiones individuales con familiares. Normalmente necesito saber qué tipo de “adicto” tengo delante. Os cuento los resultados de las últimas investigaciones respecto a cómo es el perfil de una persona adicta a las pantallas (Malo et al, 2018; Claver, 2014).

La mayoría de las personas que presentan una adicción a las pantallas son chicas de entre 13 y 16 años, en cuyos hogares el uso de las pantallas suele ser normal (aunque haya restricciones de uso para los menores) y que tienden a actuar de forma impulsiva ya que presentan baja tolerancia a la frustración. Además, son chicas con una baja autoestima, que no se sienten valoradas por su entorno, por lo que el uso de las pantallas les proporciona ese sentido de “pertenencia” que anhelan. También las usan para regular su estado de ánimo y sentir seguridad en sí mismas.

Visto esto, os podéis imaginar que el trabajo individual versará sobre gestión de emociones, autoestima, habilidades sociales, etc.

En las sesiones familiares os voy a contar lo que me parece más importante: la prevención. La mayoría de las familias vienen cuando hay un consumo abusivo, no una adicción en sí, por lo que el trabajo ha de enfocarse en la prevención de ésta.

Para mí, como he dicho antes, el tema de la Gestión de Emociones es imprescindible en el tratamiento de cualquier tipo de adicción, pero más aquí. Como sabéis, las emociones se almacenan en la amígdala, parte del sistema límbico del cerebro; y se regulan en la corteza prefrontal. Las emociones son involuntarias y automáticas, determinan la conducta, los sentimientos, los estados de ánimo y algo que influye  directamente en el aprendizaje: las funciones ejecutivas.  No es de extrañar entonces  que nuestros chavales aprendan mejor a hacer todo tipo de cálculos en un videojuego que en la escuela. Si quieres saber más sobre cómo los videojuegos enseñan mejor que la escuela ve aquí: https://estherclaver.com/2019/05/22/por-que-los-videojuegos-ensenan-mejor-que-el-cole/

Necesitamos pues que la corteza prefrontal haga su trabajo y ayude al sistema límbico a gestionar las emociones y por tanto a controlar esa conducta.

¿Cómo?

Un consejo que yo doy siempre, y no solo para este tema, es que en casa hay que apelar a la responsabilidad de cada cual. Responsabilidad entendida por asumir las consecuencias de tus actos. Nada de castigos, hay que dejar que los actos tengas sus consecuencias (siempre que sean legales y compatibles con la vida, se entiende). Por ejemplo, si te pasas el día con el móvil, pues suspendes y si suspendes en casa no tenemos ganas de muchas alegrías.

Por otra parte, recordar que no se puede juzgar lo que no se conoce. Si no sabes a qué juega, qué características tiene el juego o para qué usa internet exactamente o el móvil y las redes… pues castigar sin móvil no tiene sentido.  Algo que me pasa muy a menudo es que las familias tienen que “levantar” el castigo del uso del móvil para que el chaval pueda acceder a Moodeler. Es una forma de decirles que es fácil entrar en contradicciones con este tema y que las pantallas no son el enemigo en sí, sino el sistema límbico que campa a sus anchas.

Y lo más importante. Estudios demuestran que regular con normas NO es efectivo. Parece que es precisamente en las familias donde más se regula el uso de las pantallas donde más se produce el uso abusivo e incluso la adicción.

En vez de prohibir y regular sin talento, empoderemos a la corteza prefrontal para que haga su trabajo. Y si ya no hay remedio, acudamos a un especialista para que nos ayude.

Si quieres saber más sobre tecnoadicciones, tengo una lista de reproducción dedicada solo a eso donde encontrarás un montón de minivídeos que puedes compartir con tus hijos: https://www.youtube.com/playlist?list=PLL1Skk2KmIinYJdNiMrskXvS04ZvUyVqO

#ungestocambiatuvida

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