CÓMO CONSEGUIR QUE TU HIJO PIERDA SU INFANCIA

Triángulos perversos

Esta pildorilla va dedicada a todos los papis y mamis que ya están separados o están en ello.

Ya sé que quieres tener a tus hijos contigo todo lo posible. Ya sé que piensas que tu expareja es lo peor de lo peor, que no sabe ser padre o madre, que patatín que patatán…

Y seguramente tienes razón, no voy a entrar en ello.

Pero ¿sabes qué? Que es el único padre o madre que tus hijos tienen. Es lo que hay. Y ¡oh sorpresa! Fuiste tú quien lo o la eligió.

Así es que ahora toca hacer las cosas bien. Y hacer las cosas bien quiere decir que debes dejar fuera de tu conflicto con la otra parte a tus hijos.

Un ejemplo: padres que están en plena negociación (o pleito) por la custodia de los hijos. Niño o niña de entre 4 a 10 años que, como todos los niños, cataliza las emociones de sus figuras significativas (sí los dos) y ve cosas y oye cosas que le hacen intuir que tanto papá como mamá se ponen contentos cuando alguien dice algo malo de la otra parte o esa parte hace realmente algo mal.

Entonces uno de los progenitores (y en el peor de los casos, los dos), “interpreta” que su hijo prefiere estar con él (o ella) que con la otra parte y por tanto hace comentarios y a veces verdaderas maniobras malintencionadas para demostrar su hipótesis. Y eso retroalimenta las actitudes de un niño o niña que no tiene madurez mental suficiente como para entender este juego, por lo que llega incluso a posicionarse del lado del progenitor que interpreta.

¿Qué pasa? Que el progenitor “señalado” lo pasa fatal porque ve cómo su hijo o hija le dice que no quiere ir con el o ella, que prefiere la otra casa, etc. Y puede caer en la tentación incluso de dejar que su hijo elija y se vaya. Lo que el hijo va a interpretar como dejadez, va a reafirmarse en la hipótesis del progenitor malintencionado y por tanto se va a sentir abandonado por una de sus figuras significativas. Y de mantenerse este bucle pernicioso puede acabar en patología seria.

Todo muy bonito.

Se llama “triángulo perverso” que es un término que acuñó Haley para definir un tipo de interacción entre tres personas donde dos de ellas, pertenecientes a niveles de jerarquía diferentes (padre/madre e hijos o hija), crean una coalición “en contra” de una tercera.

¿Solución? Sacar inmediatamente a vuestro hijo de ese triángulo, entender que es un niño que lo único que quiere es que le quieran y por eso se alía con el que le es más fácil. No interpretes que porque el niño llora cuando le toca irse con el otro es que el otro lo hace mal. El niño llora porque le estáis rompiendo las rutinas, porque cada vez que le toca cambio siente que traiciona a la otra parte. Lo habéis metido en un conflicto de intereses del que la única forma de salir va a ser posicionándose radicalmente en una de las partes o enfermando realmente para no estar en ninguna de las dos.

Resolver vuestro conflicto de una forma adulta y dejar en paz a los niños. Deben quedar totalmente ajenos al conflicto. Cuando un niño dice algo malo del otro, no hacer caso y si se puede decir que eso son cosas de mayores y que el o ella lo único que ha de hacer es quererlos a los dos mucho y disfrutar de su niñez.

#ungestocambiatuvida   

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.