Aunque parezca una tontería, el cómo sale una boda, a veces es predictor
de cómo le va a ir a la pareja. Y no es magia ni superstición.
Una de las tareas que hago con las parejas que acuden a mi consulta es
la de elaborar la historia de su pareja. Y, claro, en muchas de esas
historias se incluyen relatos de bodas insatisfactorias. Queda como una
«asignatura pendiente» que parece estar interfiriendo en la relación y
forma parte de sus dificultades.
Entonces no es mala idea preparar una nueva boda para resarcirse de esa
primera malograda.
Podéis hacer un listado de lo que mantendríais y lo que no respecto a la
primera. Preparar la lista de invitados, el menú, el vestuario, el
lugar… incluso pueden participar los hijos en ello.
También es conveniente incluir los «votos», es decir, esa declaración de
intenciones que se muestran un cónyuge al otro y se leen (o no) en la
ceremonia. Se trata de explicarse lo que ha sido, es y quieres que sea
tu pareja para ti y lo que tú crees que eres, has sido y serás para el
otro.
Uno de los hijos, si tiene edad para ello (también se le puede pedir a
otra persona), puede redactar el discurso del banquete donde explicará
cómo ha visto la historia de esta relación y por qué merece la pena
seguir unidos.
Luego, que se celebre o no, ya es cosa vuestra, pero este ejercicio de
verdad que da la oportunidad de elaborar una situación que está
molestando en la relación.
#ungestocambiatuvida