Una de las causas más comunes de conflictos en la pareja es su forma de comunicarse.
Lo que normalmente pasa es que se llega a una especie de bloqueo, de círculo vicioso donde se repiten una y otra vez pautas que generan un patrón que siempre acaba mal.
Una de las parejas que he tenido en sesión reproducía repetidamente el siguiente patrón: él, con una personalidad perfeccionista, le recrimina a ella algo que ha hecho mal (esta tortilla está seca, por qué has dicho eso…). Ella replica (no quiere ser controlada) y él se lo toma como un insulto y se pone a la defensiva. Ella se siente atacada injustamente y se pone triste. Él se siente culpable y huye de la discusión o sube el tono. Terminaban diciéndose cosas muy feas que no tenían nada que ver con el inicio de la discusión.
Para evitar estas pautas, lo primero que se debería es aprender a hablar desde las emociones, desde lo que cada uno siente ante la conducta del otro. Para eso tengo un entrenamiento muy chulo.
Pero ahora os voy a ofrecer un par de tareas que facilitan la ruptura de ese patrón que comentaba.
- “Te odio / te amo”. Durante tres días a la semana vais a actuar como si os odiaseis a muerte (sin pasarse) y durante otros tres actuaréis como cuando erais esos jóvenes amantes que se cortejaban día a día. El séptimo día, a descansar, que cada cual haga lo que quiera. Al final del día, que cada cual escriba cómo se ha sentido.
- “Mi espacio seguro”. Elegimos un lugar concreto en casa. Puede ser una habitación, un sillón o ponerse una gorra, es igual. Se va a utilizar por cada uno cuando tenga la necesidad imperiosa de aislarse y que se le respete ese aislamiento. Se anota en un cuadrante cuántas veces ha sido usado por cada uno, fecha y hora, qué pasaba antes y qué después.
Hay más, pero te las cuento en otra pildorilla.
#ungestocambiatuvida