Hay veces que las discusiones se convierten en un diálogo para besugos. Uno dice algo que le molesta y el otro replica con algo como “y tu más”, con lo que nunca llega a resolverse el problema de partida.
Una de las razones es que no se habla del problema, sino solo de la queja (aquí te explico mejor eso: DIFERENCIA ENTRE QUEJA Y PROBLEMA – Esther Claver)
Otra razón es que no se habla de lo que uno siente, sino de lo que el otro se supone que te hace sentir. Para eso existe un entrenamiento muy chulo que te dejo aquí: https://youtu.be/NM2rk5xixls
Otras veces se trata de que una de las partes es demasiado orgullosa o tiene algún trauma del pasado que le impide de todas todas reconocer sus errores y siempre quiere tener la razón.
Sea cual sea la causa, yo tengo una tarea muy chula que os sugiero pongáis en marcha.
1.- Elegir dos días a la semana a unas horas fijas a ser posible. Serán los momentos que les dediquemos a esta tarea.
2.- Se echa una moneda al aire y el que gana, habla diez minutos sobre todos los agravios que tiene pendientes.
3.- Cuando acaba, habla la otra persona de sus propios agravios, pero nunca debe contestar a los del otro, solo hablar de los suyos.
El próximo día comienza la otra persona
Si esta tarea la combináis con la de diferenciar entre queja y problema, será perfecto. Se puede hacer el día después al de las quejas, de manera que hayas tomado nota de las quejas de tu pareja y tengas tiempo de traducirlas a problemas para decirlo en primer lugar al día siguiente.
Se trata de que aprendáis a escucharos. #ungestocambiatuvida