En la terapia con parejas es muy frecuente tener que explicar la diferencia entre queja y problema.
La queja es lo que se expresa normalmente: “nunca me dices te quiero”. El problema es lo que subyace, el deseo que se esconde tras la queja: “me gustaría sentirme amada”.
La queja lleva irremediablemente a que la otra parte se ponga a la defensiva. Y eso no mola porque uno termina discutiendo de todo menos de lo que realmente hay detrás.
Otro ejemplo: “no haces nada en casa” sería la queja. El problema sería “siento que no formamos parte del mismo equipo”
Otro más: “siempre me llevas la contraria delante de los niños” esconde el problema de “me siento desautorizado cuando no me apoyas”
Y así hasta el infinito. Os propongo hacer una lista de las quejas que tenéis y las traduzcáis a “problemas”. Sirve tanto para pareja como para tus hijos, amigos o jefes.
Luego las ponéis en común. Y ya me contaréis.
#ungestocambiatuvida