Muchas parejas no se atreven a probar una terapia de pareja porque tienen la imagen que se da en las pelis del terapeuta frío y distante en el sillón, que los mira con cara acusadora mientras ellos desnudan sus intimidades con mucha vergüenza.
Bien, pues no es así, al menos no en mi caso.
Os cuento.
Lo primero que hay que tener en cuenta en una terapia de pareja, es que el terapeuta no es un juez. Yo no estoy allí para juzgar a nadie ni para darle la razón a nadie. Se trata de un trabajo en equipo donde yo os ayudo a utilizar vuestras fortalezas (toda relación las tiene) para superar vuestras dificultades.
Empezamos haciendo un recorrido por las dificultades que os preocupan, pero de una forma un tanto lúdica, como por ejemplo contando la historia de vuestra pareja. Hacéis como si yo fuera la guionista de vuestra historia de amor, por lo que me tenéis que contar con detalles todo. Así, yo voy anotando vuestras fortalezas, los puntos fuertes de esa relación que ahora veis moribunda. También podéis ver algún video de mi canal de YouTube y decirme luego con cuál os habéis sentido más identificados.
A partir de allí, marcamos unos objetivos por orden de prioridades y empezamos a trabajar en ellos. Y se trabaja a través de diferentes tareas y juegos que hacemos tanto en sesión como entre sesiones. Sí, así es, os mando deberes para casa y así la terapia es mucho más intensa.
Las tareas pueden versar sobre la comunicación en la pareja, las relaciones sexuales, la educación de los hijos, etc. Lo bueno es que mientras hacéis las tareas, podéis estar en contacto conmigo vía WhatsApp para preguntarme dudas y así no tenéis que esperar a la siguiente sesión, lo que hace que la terapia en tres sesiones ya esté bastante avanzada, o al menos uno de los objetivos, conseguido. A partir de allí, revisamos, replanteamos y cerramos o continuamos.
Hala, y a seguir con vuestra maravillosa historia.
#ungestocambiatuvida