El otro día una chica me consultaba acerca de algo que le preocupaba mucho: la cantidad de tiempo que estaba pendiente de su aspecto físico y el estrés que eso le producía.
Bueno, eso en principio puede parece lo normal en una chica joven, inmersa en la cultura de selfies que nos invade y demás, pero no lo es. Se llama DISMORFIA CORPORAL y es un trastorno que se puede convertir en grave.
A ver. A partir de la adolescencia la imagen corporal se convierte en un instrumento para encajar, por lo que es normal que preocupe. Pero cuando va pasando el tiempo y esa preocupación ya se convierte en una obsesión absurda, mal rollo.
¿Qué puede pasar? Pues que tu autoestima está siempre en cuestión, te vuelves hipervigilante a lo que los demás opinan o dicen o miran de ti, hasta el más mínimo detalle, que te aíslas cuando no te ves bien, que es casi siempre, y que degenera en ataques de ansiedad y depresión además de trastornos de la conducta alimentaria, autolesiones, TOC…
Y el colmo de los colmos os lo cuento ahora. Leí por ahí un artículo en el que se alertaba sobre el gran aumento de demanda de cirugía estética para parecerse a ese selfie tuneado que te mola tanto. Impresionante.
Eso creo que es el síntoma definitivo para diagnosticar dismorfia corporal y te pongas en manos profesionales, pero ya.
#ungestocambiatuvida