¿Eres de esas personas que le dan cien vueltas a las cosas hasta que quedan perfectas? ¿Te cuesta dar por zanjado un trabajo porque no crees que esté bien hecho? ¿procrastinas según qué tareas porque crees que no vas a ser capaz de resolverlas correctamente?
Pues eres perfeccionista, mala suerte. Sí, mala suerte, porque al que le toque vivir o trabajar contigo debe estar viviendo una pesadilla. Bueno, quizá no tanto, pero fíjate en que a veces es mejor ser más flexible porque se gana en eficacia. A veces es mejor no pararse en los detalles porque es innecesario y si no lo haces a tiempo… pues de nada sirvió tu esfuerzo.
Las empresas necesitan flexibilidad, rapidez y adaptación a los constantes cambios que demanda la sociedad. Se necesita buen clima en los equipos de trabajo y el perfeccionista, con su manía de buscar fallos… genera mal rollo. Hay que saber confiar y delegar (ver https://estherclaver.com/2019/11/19/los-malos-jefes-no-confian/). Las personas trabajan mejor en un ambiente de confianza y tranquilidad.
Si eres perfeccionista, deberías revisar tu autoconcepto, porque quizá ahí esté el origen del problema.
#ungestocambiatuvida
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