Veo en las parejas jovenes que me visitan en la consulta una especie de ambiguedad a la hora de describirse como pareja. No somos novios, pero somos algo más que amigos, pero nuestro compromiso no es convencional…
Creo que lo que pasa es que se siente la necesidad de no tener la presión social que las parejas convencionales suelen sufrir: que cuándo os casais, que cuando a vivir juntos, que qué sois…
Por otro lado, internet también ha hecho de las suyas en este caso. Aplicaciones como Tinder, presentan las relaciones de pareja como una especie de mercado en el que todo vale. Guay, pero eso lleva a situaciones a veces ambiguas en las que no todo el mundo se siente cómodo.
Además causan esa ansiedad que tiene el elegir. Si elijo a uno, excluyo a otros… entonces se entra en dinamicas muy de “amor a la carta” que muy poco de amor tiene, claro. Pensar que estas aplicaciones buscan que las uses y si encuentras el amor a la primera… pierden el negocio.
Además, el no tener etiqueta lo que aumenta es también el miedo a que te dejen, ya que siempre habrá alguien que pueda cumplir los requisitos mejor que tú. Eso es lo que yo veo en consulta. Personas muy pero que muy preocupadas en si su pareja le va a durar o no y en si son las idóneas o no.
Parece que se quiere tener una relación, pero sin tenerla…es lo que los sociólogos llaman “relaciones líquidas”, donde se busca la emoción, pero se hace de forma superficial y si no se consigue el objetivo deseado enseguida, se abandona. Queremos que se nos necesite, pero sin necesitar.
Por eso me pregunto si esta nueva forma de vivir las relaciones, es más una esclavitud que una forma libre de vivir el amor.
#ungestocambiatuvida