Estoy viendo muchas parejas jovenes que empiezan a tener problemas entre ellos a partir de convertirse en padres.
Y es que la paternidad/maternidad absorve tanto tiempo y energía que no deja tiempo para pensar en la pareja. Se pierde la costumbre. Ya no hay casi tiempo para salir a cenar o un finde sin niños… y cuando se hace, se habla solo de niños. Se os olvida hablar de la propia pareja, de cómo os quereis, de esa complicidad que os une.
Encima empiezan los roces, el cansancio, el que se llega a la noche sin energía para nada más que para dormir y cruzar los dedos para que ninguno de los enanos se levante. Y las discusiones sobre temas del día a día: que si yo hago todo, que si los mimas mucho, que si no grites tanto…
Entonces se corre un peligro muy grande. Que evolucionéis por separado. Cada uno luchará por sus sueños a parte del otro. Primará la parentalidad a la pareja y llegará un momento en el que seáis, en el mejor de los casos, extraños. Y los niños crecen y dejan de necesitaros tanto, por lo que a la fuerza llegará el tiempo en el que os miraréis sin saber qué ha sido de vuestra pareja.
El amor no lo puede todo. Ya sé que decir esto es muy poco romántico, pero es así. Hay que currárselo.
Os propongo una tarea que os va a molar mucho y que describo en otra pildorilla: https://estherclaver.com/2020/01/31/juego-para-parejas-desgastadas/
Lo dicho: seguir alimentando la pareja. Seréis más felices tanto como pareja como como padres.
#ungestocambiatuvida
