¿EXISTE EL ALTRUISMO?

“La extensión social de una sublimación patológica”

Si sales al rellano sin llaves, cuida de que una ráfaga de viento

no te cierre la puerta de casa. Quizá tendrías que dormir al sereno.

O lo que es peor, quizá tendrías que pedir ayuda al vecino.

HUI TSUNG-TAO

Poeta confucionista del siglo VIII, dinastía Tang

Os comparto un trabajo que escribí hace mucho tiempo con el que me he tropezado «desenpolvando» viejas reflexiones.

INTRODUCCIÓN

En este pequeño estudio pretendo hacer un humilde análisis de una inquietud que me acompaña a lo largo de mis casi 20 años de ejercicio profesional en diversas ONGs en España. Me pregunto cómo, enarbolando la bandera de la Solidaridad (haciendo uso de ONGs dedicadas a ello), personas, supuestamente “altruistas”, consiguen (o no) “sublimar” sus carencias en torno al poder, utilizando la posición jerárquica superior que estas entidades les proporcionan,  para situarse socialmente “por encima” de otras personas a las que en el fondo consideran superiores y a las que temen y odian por ello.

SOBRE SOLIDARIDAD

Duvignaud (1.990) Hace un análisis de la evolución histórica del concepto “solidaridad”, del origen de la solidaridad como unión de personas alrededor de una idea, una imagen, una lucha…. que permite ir contra lo instituido.

Siguiendo a G. Piana, el concepto de solidaridad nació en un ámbito jurídico para designar la responsabilidad in solidum de varios sujetos respecto a una prestación que no es susceptible de división y de la que tiene que responder cada uno de manera total. Con la modernidad, la solidaridad asume más bien un valor antropológico y ético. En la perspectiva cristiana la solidaridad adquiere un valor teologal. Esta solidaridad es el fundamento y el modelo de las mismas relaciones humanas, que han de realizarse bajo el signo de una efectiva reciprocidad. La solidaridad se transforma así en instancia ética, que implica en su interior una estrecha conjunción entre la justicia y la caridad.

La situación de creciente interdependencia entre los diversos pueblos de la tierra ensancha los horizontes de la solidaridad. Ésta adquiere dimensiones cada vez más institucionales y asume connotaciones universales en relación con las condiciones de subdesarrollo del Sur del mundo.  Sin embargo, la crisis de las ideologías ha hecho que haya una disminución de la tensión social y política. 

La complejidad de la sociedad ha terminado alimentando la aparición los impulsos corporativos en los que prevalece la búsqueda del propio interés y la falta de apertura al bien colectivo. La misma crítica al «Estado social» esconde con frecuencia una clara voluntad de afirmación individual, de exaltación de lo «privado» y de su eficiencia fuera de toda lógica de solidaridad.

Siguiendo a J. Angel Bergua, en las sociedades primitivas se aplicaba el llamado “principio de reciprocidad” (el don), acto social básico basado en la obligación de dar y el derecho a recibir. Así se evitaban las desigualdades. Cuando aparecen las sociedades donde este principio se disuelve, el mecanismo para evitar las desigualdades desaparece. Como dice Bergua, dentro de cada sociedad la vanidad y la libido dominandi triunfarán y la gente pasará a estar en deuda respecto al líder”. 

Analicemos un estudio reciente en Chile sobre la Solidaridad de José Antonio Román Brugnoli, Investigador responsable Proyecto FONDECYT Nº 1061250, Profesor Adjunto Facultad de Psicología Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile (agosto de 2008).

Se trató de un estudio realizado con metodología mixta cualitativa y cuantitativa, efectuado entre marzo de 2006 y marzo de 2008. Uno de los objetivos generales que persiguió el proyecto fue conseguir una descripción y comparación de las diversas construcciones que se hacen respecto de la solidaridad y su relación con las prácticas de solidaridad entre chilenas y chilenos, jóvenes y adultos, de distintos niveles socioeconómicos.

Un extracto de los resultados que Román Brugnoli ha obtenido:

  • Existe un consenso generalizado en todas las variables de clasificación de los encuestados respecto de que las opciones más relevantes para caracterizar una acción solidaria son “Espontánea y voluntaria”, y “Gratuita y desinteresada”. 
  • Dentro de las afirmaciones que acumulan mayores porcentajes de respuestas se encuentran aquellas que le otorgan una responsabilidad al Estado en la generación de las condiciones necesarias para el desarrollo de la solidaridad, principalmente a través de políticas públicas que apunten hacia el bien común y la igualdad de oportunidades. Esto contrasta con el bajo porcentaje de encuestados (sólo un 5%) que considera necesario el “fortalecimiento de un sector especializado (instituciones de beneficencia, fundaciones y ONG) en el tema de la solidaridad, que realice una administración eficiente de los recursos sociales”. También resulta interesante destacar que una afirmación de carácter psicológico-idiosincrático acumula un mayor porcentaje de respuestas que afirmaciones que ponen énfasis en cambios sociales de carácter estructural, como se desprende de la afirmación “Se debería cambiar profundamente el actual modelo económico hacia uno equitativo”. Lo relevante de una afirmación de carácter psicológico-idiosincrático es que focaliza la responsabilidad de la solidaridad en los individuos y no en el Estado ni en las organizaciones del tercer sector.

J. Angel Bergua (2009, p.p. 158) indica que en el último informe de la Fundación BBVA se muestra que los españoles, aunque tienen bastante confianza en las instituciones y los profesionales, quienes más confianza les inspiran son los amigos y la familia.

Franz Nuscheler (Director del Instituto de Investigaciones sobre la Paz y el Desarrollo, de la Universidad de Duisburgo), en un artículo publicado en Internet (“Las ONG en la picota”), comenta, entre otras cosas que las ONG no conforman una unidad uniforme, sino una estructura heterogénea, con virtudes, pero también lados débiles. Dice que algunas ONG se inclinan por moralizar, lo que les vale la etiqueta de «bien intencionadas», pero ello no revela que hayan reflexionado en profundidad y sus propuestas están a menudo muy alejadas del mundo real. El moralismo y la calidad de «alma noble» es mortal para el diálogo y, por si fuera poco, contraproducente. Ello no es una crítica a principios morales, tales como la justicia y la solidaridad, pero sí una crítica a la moralina santurrona, que sólo reconoce las propias verdades y es por lo tanto bastante intolerante.

Carlos Gómez Gil, en su libro “Las ONG en la globalización. Estrategias, cambios y transformaciones de las ONG en la sociedad global.” (2004), nos alerta sobre que en las propias organizaciones, como consecuencia de la globalización,  se producen inaceptables paradojas como, por ejemplo, que estén compatibilizando discursos públicos de solidaridad y de justicia social con políticas internas basadas en la precarización de sus trabajadores o en la instrumentalización de su voluntariado.

Y, de nuevo siguiendo a Duvignaud, haciendo referencia a la organización interior de los artesanos ya desde el siglo XI (1.990, pp. 60): …¿La solidaridad encerrada en sí misma y fija en reglas imprescriptibles, no propicia, acaso, la germinación de una mitología justificativa?

También este autor habla de otros tipos de solidaridades: las que surgen como vínculos de sangre, las urbanas (obreros frente a lo establecido), la de los artistas, unidos frente a lo invisible… la creación imaginaria que fundamenta estas solidaridades. Duvignaud hace un interesante recorrido por las diferentes manifestaciones y formas que ha tomado la solidaridad a lo largo de los siglos: solidaridades obreras como forma de supervivencia, la solidaridad de los poetas que exaltan la violencia obrera como al alba de una revolución, las solidaridades del destierro (nos cuenta el caso de Chateaubriand). Duvignaud nos ofrece una visión de la solidaridad como “unión ante lo instituido”, o así lo veo yo.

Pero la evolución continúa, los hombres y mujeres nos unimos en “solidaridades” que buscan el cambio de lo establecido, se hacen más complejas las relaciones, se insertan nuevos conceptos basados en alianzas, en poder… y muchas veces, por desgracia, se “utiliza” lo solidario como “cortina de humo” que oculta motivaciones personalistas.

SOBRE LA PERSONA ALTRUISTA

Es interesante el análisis de Manuel de la Herrán Gascón (Bilbao, 2002) [1], en el que se ocupa de intentar responder a la pregunta de si tiene realmente el altruismo un lugar en la evolución humana. Analiza diversas teorías que explican la evolución de los seres vivos, y analiza el papel que tiene o puede tener la cooperación, relacionándolo todo con la Computación Evolutiva y la Vida Artificial.  Herrán indica que la evolución selecciona aquellas características que hacen que los individuos sean capaces de tener descendencia: Si cualidades como la vista, el olfato, la agilidad, el tamaño, la fuerza, la posesión de colmillos, el aspecto colorido o la capacidad de alimentarse de dietas muy variadas han sido seleccionadas hasta ahora, en lo que respecta a los humanos, los criterios parece que son y van a ser muy distintos… el atractivo sexual, la inteligencia… En cuanto a los comportamientos, es evidente que la cooperación (con interés por ambas partes) es el más útil y el mayoritariamente seleccionado…

Herrán concluye su análisis diciendo que la esencia del hombre es su yo sensible. Si los yo sensibles de todos los seres vivos fueran en definitiva la misma cosa, y todos fuéramos conscientes de ello, podría producirse la cooperación y el altruismo. Me parece interesante, como digo, su análisis basado en la genética y la evolución. Pero también pienso que el egoísmo, tal y como él mismo reconoce, forma parte del ser humano (Darwin lo llamaba el “gen egoísta”). Quizá la lucha entre egoísmo y altruismo sea parte de nuestro ser. Algunos filósofos como J.S.Mill defendían que el ser humano no es naturalmente altruista, sino que necesita ser educado para llegar a serlo.

Un libro fundamental para entender el altruismo desde la perspectiva evolucionista, es uno de los varios escritos, aparte de numerosos artículos, por el Profesor Lee Alan Dugatkin, de la Universidad de Louisville: La Ecuación del Altruismo, traducido al castellano como Qué es el Altruismo. El Profesor Dugatkin se ha especializado en la evolución del comportamiento social en los animales, por lo que comprender cómo pudo surgir, perdurar y prosperar el altruismo, a pesar de las fuerzas selectivas en contra, es clave para su trabajo. El equilibrio está en la ecuación a la que dedica su obra: r*b>c

r– Relación genética entre dos personas.
b– Beneficio del acto altruista para el receptor.
c– Coste por el acto de altruismo.

Se trata, sin duda, de un difícil equilibrio.

Duvignaud también nos habla de la evolución de la solidaridad en el libro referenciado más arriba. Analiza el origen en los vínculos de sangre, para pasar a las solidaridades urbanas y hacer un asomo de relación entre lo que hoy llamamos “cultura” y estas solidaridades. Referencia a Pirenne cuando explica la solidaridad entre campesinos como equilibrio frente a los “burgueses”, como alianza frente a los establecido.

 Cambiando de tercio, David Kelley analiza la relación entre altruismo y capitalismo. Defiende que no hay misterio acerca de dónde proviene la antipatía moral contra el mercado. Nace en la ética del altruismo, que está enraizada profundamente en la cultura occidental, al igual que en la mayoría de las culturas. Según los parámetros del altruismo, la persecución del propio interés es, en el mejor de los casos, un acto neutral, fuera del campo de la moralidad, y en el peor de los casos un pecado. Es verdad que el éxito en el mercado se consigue por los tratos voluntarios, y satisfaciendo las necesidades de otros. Pero también es verdad que quienes triunfan están motivados en el lucro personal…

Interesante también el trabajo de la escritora y filósofa norteamericana Ayn Rand, cuya fama – o notoriedad – descansó en la batalla que le presentó al altruismo. Defiende una filosofía ética alternativa (Ética objetivista). Es una ética individualista, que defiende el derecho moral de perseguir el propio interés.

Los altruistas sostienen que la vida nos presenta una elección básica: debemos sacrificar a otros para nosotros o sacrificarnos nosotros por los demás. En otras palabras, debemos ser predadores o altruistas. Pero esta es una falsa alternativa, de acuerdo con Rand. La vida no requiere sacrificios en ninguna dirección. Los intereses de la gente racional no están en conflicto y la procura de nuestro genuino interés requiere que tratemos con otros por medios pacíficos, por cambio voluntario.

Bien, según mi forma de verlo, tanto Kelley como Rand acercan sus posiciones y de alguna manera justifican el hecho de que las personas podamos ser “altruistas” y buscar nuestra satisfacción sin que sean incompatibles con la ética ambas posturas. Por tanto, sería evidente por un lado que algunas personas se “lucran” a partir de sus actos altruistas. Otra cosa son las razones. Para mí, en algunos casos, estas razones son inconscientes, respuesta a una “sublimación” de carencias del ser humano, quizá más cerca de lo que Dugatkin responde cuando en una entrevista se le pregunta sobre cómo puede explicar el buen samaritano: alguien que ayuda a otro al que probablemente nunca verá de nuevo:Yo no diría que pueda explicar cualquier acto específico en un comportamiento tipo “buen samaritano”. Dicho esto, la clave puede ser la reputación. Los seres humanos son muy conscientes de lo que otros piensan de ellos. Aunque los buenos samaritanos tal vez nunca vuelvan a ver a aquellos a los que han ayudado, están siendo observados por otros, y desarrollan la reputación de alguien bueno en quien se puede confiar. Sé que esto suena bastante cínico pero, como científico, esta es mi hipótesis de trabajo. Como habitante de la sociedad humana, sólo puedo estar feliz de que tengamos algunos buenos samaritanos.

Entonces, en nuestra sociedad actual y volviendo a las organizaciones dedicadas a la Solidaridad, ¿por qué las personas se hacen voluntarias, es decir, deciden ejercer su altruismo? Parece, por los diversos estudios realizados,  que en las motivaciones de las personas que se ofrecen voluntarias, existe una mezcla de altruismo y puro interés (J.A. Bergua, 2009) (5).  En 1983 EDIS, en un amplio estudio sobre el voluntariado en España (EDIS, 1983) (6), analizan las motivaciones de los voluntarios. Consideran que las motivaciones básicas son:

  • Orientación al otro: con fuerte carga de humanismo.
  • Orientación al yo: con fuerte carga de egoísmo.
  • Comprensión de la realidad colectiva: con fuerte carga de politización

En un estudio realizado para Cruz Roja Española por ALEF (ALEF, 1991)(7) destaca que las motivaciones se moverían entre la caridad/sacrificio (deseo de ayudar al prójimo) y la idea de rebeldía (solidaridad).  Las motivaciones se podrían agrupar en:

  • Necesidad personal de ayudar a los demás.
  • Necesidad de hacer algo útil.
  • Necesidad de conocer nuevas experiencias, de relacionarme con gente similar.
  • Necesidad personal de mejorar la sociedad.
  • Por intereses profesionales o de otro tipo.

En una investigación realizada por el Instituto Henry-Dunant (Meurant, 1986) (8) en 59 países de todo el mundo llega a una conclusión muy similar.  Las motivaciones se orientan según dos ejes complementarios:

1.- Factores éticos y morales: Servir al prójimo, dar pruebas de solidaridad, servir a la organización.

2.- Factores materiales y personales: Cumplir una tarea precisa correspondiente a una necesidad concreta, previamente identificada, adquirir una formación, buscar valoración social y personal.

Para otros autores, los tres ejes principales que pueden explicar el proceso motivacional de los voluntarios son (Zurdo, 2003) (9):

  • Orientación Individualista: Se parte de las necesidades, carencias o intereses personales.
  • Orientación Moral: Satisfacción de necesidades ajenas, partiendo de unos valores morales que fundamentan una ética practica.
  • Orientación Social: Acción colectiva que trata de lograr la intervención y la transformación social.

Como vemos se mantienen a lo largo de diferentes estudios un continuo entre “dar” y “recibir” que se deberá tener en cuenta a la hora de trabajar con voluntarios, ya que si no reciben una recompensa económica, deberán recibir satisfacciones de otro tipo.

Parece entonces que el altruismo puro no existe y de una forma u otra siempre se espera una recompensa (Smith, 1982) (10).  Que no seamos capaces de identificar la recompensa, no quiere decir que no exista. Así, según la teoría funcional sobre motivación del voluntariado (Clary y Snyder, 1991) (11), cuyo modelo en España ha sido investigado por Cabanas y Chacon (12), parte de la idea de que no existe un único factor para hacerse voluntario y que dependiendo de factores personales, tendrán más importancia unos u otros: expresión de valores individuales, ajuste social, forma de adquirir conocimientos y habilidades o una forma de aliviar miedos y ansiedades, sentimientos de culpa, frustraciones vitales…

Para añadir aún más complejidad a lo que vengo “decontruyendo”: mi experiencia de muchos años (empiezo a creer que demasiados) en el mundo de las ONG, me ha hecho ver muchas formas de altruismo, base de la solidaridad que une a los que quieren ofrecer algo y a los que necesitan ese algo (y viceversa). Un ejemplo: de las antiguas APAS (Asociaciones de padres, ahora de padres y madres) en los colegios, surgen, allá por los años 70 y 80, una serie de familias que unen sus esfuerzos para conseguir que el Estado cree servicios y recursos para garantizar la igualdad de oportunidades para las persona con discapacidad intelectual (entonces “retrasados mentales”). Se unen en asociaciones, luchas por obtener subvenciones, crean servicios…y estas familias, o más concretamente la o las personas que forman las Juntas Directivas, los más implicados e implicadas,… terminan teniendo que manejar dinero, personal…es decir, acaban “profesionalizándose”, de manera que de la “lucha por la igualdad” se pasa poco a poco a la competitividad empresarial pura y dura.

No dudo de las razones “nobles” de los inicios… pero, es mi opinión, la motivación es egoísta. No juzgo, sólo interpreto mi experiencia, basada más en solidaridades “instituidas” más que en las “solidaridades errantes” de las que habla Duvignaud.

SOBRE LA SUBLIMACIÓN

…”la sublimación es una modalidad de recubrir y, a la vez, de hacer surgir lo real al que el sujeto se confronta (tuché)” Hervé Castanet

La concepción freudiana de la sublimación se expone inauguralmente en la Metapsicología de 1915, en su capítulo inicial: “Pulsiones (Trieb) y destinos de pulsión”(1). Para Freud hay cuatro destinos pulsionales:El trastorno hacia lo contrario, la vuelta hacia la persona propia, la represión y  la sublimación.

Lacan, en su Seminario XI, hará hincapié en lo que la pulsión pone en juego para captar la lógica de la sublimación. La operación de sublimación permite ver la manera en que la pulsión objeta la mitología de la satisfacción (Befriedigung): “La satisfacción de la pulsión es llegar a su Ziel, a su meta. La fiera sale de su guarida querens quem devoret…”.(2).

Freud dice que la sublimación es también satisfacción de la pulsión, a pesar de que está inhibida en cuanto a su meta –a pesar de que no la alcanza. La sublimación no deja de ser por ello una satisfacción de la pulsión, y además sin represión

Lacan añade: “En otros términos, en este momento no estoy copulando, les estoy hablando y, sin embargo, puedo alcanzar la misma satisfacción que copulando. Ese es el sentido del asunto.” (3)

Pero esta satisfacción no es unívoca –“es paradójica”. La pulsión no encuentra su objeto, da un rodeo –lo falla y lo escamotea. Es a título de perdido, radicalmente, que el objeto entra en función abriendo el campo de su búsqueda –la repetición. Esta falla relativa al objeto articula la satisfacción pulsional con la categoría de lo imposible. Dicho de otro modo, como goce “no conviene”: gozar de la falla. Objeto, pulsión y sublimación devienen tres términos inseparables. Como resultado: la sublimación es goce, es decir la unión de la satisfacción y lo real (= lo imposible).

Bien, recuperando el motivo de este análisis y aterrizando sobre la pregunta que me ocupa, planteo que las personas tenemos de partida un afán de satisfacción “pulsionar” hacia el Poder. Mediante la sublimación conseguimos lo imposible, y por tanto el goce que esto supone.

SOBRE EL PODER

Definiciones enciclopédicas de poder:

  • Estar capacitado, reunir las condiciones, para hacer lo que se expresa.
  • Facultad para hacer algo.
  • Dominio o influencia que uno tiene sobre alguna cosa.
  • Posesión actual o tenencia de una cosa.
  • Fuerza, capacidad, eficacia.
  • Capacidad de provocar ciertos efectos.
  • Autorización para hacer algo dada por una autoridad competente para darla.

Según Weber: » el poder es la probabilidad de que un actor dentro de un sistema social este en posición de realizar su propio deseo, a pesar de las resistencias«.

El poder organizacional, que es el que nos interesa, es la capacidad de influir en las personas y los sucesos.

Para el sociólogo Max Weber (1968), la sociedad moderna está amenazada por el creciente fenómeno de la concentración del poder dentro de las organizaciones. Uno de sus discípulos, el sociólogo francés Robert Michels (1949), advirtió que las modernas organizaciones tanto privadas como estatales tienden a quedar bajo el control de reducidos pero muy poderosos grupos políticos o financieros. Según la visión de Michels, aunque los líderes sean elegidos democráticamente con la mejor de las intenciones de uno y otro lado, se observa una tendencia a integrarse a élites que se preocupan básicamente por la defensa de sus propios intereses y por defender sus posiciones, a toda costa.

El modelo de autoridad más característico de las organizaciones modernas, según Weber es la autoridad legal, que tiene las siguientes características:

  • Una organización continua de funciones oficiales sujetas a reglas.
  • Una esfera específica de competencias basada en una división del trabajo, con autoridad y sanciones que aseguren una adecuada ejecución de rol.
  • Un ordenamiento jerárquico de puestos en base a una supervisión y control.
  • Gobierno sobre la conducta de un puesto mediante reglas y normas técnicas y el requerimiento de entrenamiento especializado para quienes ocupan ese puesto.
  • Completa separación de los bienes que pertenecen a la organización y las pertenencias del sujeto que desempeña el puesto.
  • Quien ocupa el puesto no tiene derecho sobre este. No puede apropiarse de su posición oficial en interés propio.
  • Los actos, las decisiones y las reglas administrativas se formulan por escrito.

Creo que este sistema es un caldo de cultivo estupendo para aquellas personas con ansias de poder pero sin la cualificación necesaria para ejercer un liderazgo eficaz. Y tiene que ver, según mi opinión, más con la sublimación de las carencias de estas personas que con un afán real de solidaridad. Lamentablemente, mi experiencia me ha hecho ver esta realidad. También la del voluntariado activo, sin puestos de poder, que ejercen su labor voluntaria de acuerdo a los conceptos y teorías sobre el altruismo que estamos viendo en este documento.

“La buena conciencia confortada por la razón, la historia o la coherencia de una doctrina, está, como el camino del infierno, empedrada de buenas intenciones.”

Duvignaud (1.990, pp184)

[1] Este texto ha aparecido publicado originalmente en http://www.iieh.com/doc/doc200205200002.html. Copyright 2002, IIEH

Manuel de la Herrán (http://www.manuherran.com) nació en Bilbao en 1971. Es ingeniero informático y ha trabajado en varias empresas desarrollando tecnología en Internet y dirigiendo sus departamentos técnicos. Ha escrito numerosos artículos sobre Evolución, Computación Evolutiva, Algoritmos Genéticos, Inteligencia Artificial, OLAP y Bases de Datos Multidimensionales, Bases de datos Oracle y Programación en Internet. Ha sido profesor de la Universidad de Deusto y es el creador de webs como Gaia (http://www.redcientifica.com/gaia) (finalista iBest 2000), REDcientífica (http://www.redcientifica.com) (Premio Nacional Sociedad de la Información), REDhumana (http://www.redhumana.com), http://www.iieh.com y http://mundo.enk3.com.

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