A estas alturas del confinamiento, muchas personas me dicen que les está costando concentrarse en las cosas, que están como “a medio gas”, que cualquier cosa se les hace un mundo.
Lo que ha pasado es que están en un estado cercano al estrés postraumático. Me explico: lo que nos está pasando es algo tan único y tan grave que ha puesto a nuestro cerebro en alerta, y aunque tengamos la sensación de que no es que estemos altamente preocupados ni atentos a ello, lo cierto es que nuestro cerebro sí lo está. Entonces no nos deja prestar atención a todo lo que queremos, porque reclama una parte de ésta al problema que nos ocupa a todos: la salud y la incertidumbre por el futuro.
Tanto si nos centramos en el pasado como si lo hacemos en el futuro, las emociones asociadas a esos pensamientos son las que más nos afectan a nivel atencional. Tristeza, rabia, nostalgia, confusión… son emociones que generan pensamientos muy intrusos (https://estherclaver.com/2020/01/16/arrende-a-concentrarte/)
Otra cosa que nos pasa es que si antes hacíamos 10 actividades diferentes en un día, ahora hacemos 5, lo que hace que el cerebro entre como en una especie de “letargo”.
Ahora que ya empezamos a salir y a poder ver a nuestros familiares y amigos en persona, aunque sea a dos metros, la cosa mejorará, pero no obstante hay que intentar silenciar el móvil en los momentos que necesitemos concentrarnos, practicar la relajación, hacer algo de ejercicio, tomar el aire o el sol (aunque sea desde la ventana o paseando cuando podamos) y comer de forma saludable y no en exceso.
Descansar es perentorio. Las horas de sueño deber ser sagradas y respetando el hecho de que somos animales diurnos, nada de cambiarnos a “vampiros”. Lo digo porque papis y mamis que teletrabajan, aprovechan a trabajar precisamente las horas de la noche mientras los niños duermen. Es un error, yo recomiendo más levantarse antes. El cerebro te va a rendir más y vas a estar más activo y contento que si no duermes de noche.
#ungestocambiatuvida
