SOMOS MENOS FELICES AHORA POR CULPA DE LA PÉRDIDA DE CONFIANZA

Leyendo un artículo sobre un estudio que se está haciendo sobre la felicidad percibida de los europeos durante el confinamiento, descubro un dato interesante: parece que la percepción de felicidad depende mucho de la confianza. Tener confianza en los demás y en las instituciones parece que está directamente relacionado con mayor felicidad (Ahn y Monchón, 2010). Me he puesto a investigar sobre el tema y os explico qué he descubierto.

Primero hay que definir lo que se considera “felicidad” en la mayoría de los estudios que he revisado. Se trata de la percepción subjetiva de la satisfacción vital. El bienestar subjetivo que cada persona percibe que tiene en ese momento de su vida (Vázquez et al, 2011).

Diversos estudios han venido evidenciando que la confianza en las instituciones y el capital social parece jugar un papel bastante importante en ese bienestar subjetivo y por tanto en la calidad de vida de las personas (Helliwell, 2001; Bjørnskov, Dreher y Fischer, 2007; Winkelmann, 2009; Ram, 2010; Ahn y Mochón, 2010; Klein, 2011).

Los países que tienen baja confianza en sus gobiernos, puntúan más bajo en felicidad (Jimbo, 2019). Aproximadamente un 76% de los españoles, considera que existe corrupción en las empresas o el gobierno (Andrés Roldán, 2019).  

Pues blanco y en botella: en España somos menos felices ahora. Porque la confianza en nuestro entorno se ha perdido. Ya venía un poco demacrada de antes del Covid, pero ahora la cosa ha empeorado bastante: decisiones erráticas, inseguridad en los datos, poca credibilidad de figuras gubernamentales decisivas… No voy a entrar en si este o aquél lo hubiesen hecho mejor o peor, no es ese el tema de esta pildorilla. Lo que me preocupa es que las consecuencias de que una sociedad se perciba infeliz  pueden ser muchas, pero ninguna buena. Una de ellas es lo que ya he comentado en otra entrada: la indefensión aprendida. Y es que no solo nos percibimos menos felices, sino que muchas personas llegan incluso a caer en profunda depresión.

Vale, que sí, que la culpa no es toda del gobierno, pero ahí está su influencia. Necesitamos poder confiar en nuestros referentes, sentir que tenemos las riendas de nuestra vida y tener esperanza en que siempre podemos mejorar. Si se nos quita eso, somos infelices.  

#ungestocambiatuvida

 Referencias

Ahn, N., & Mochón, F. (2010). La felicidad de los españoles: factores explicativos. Revista de economía aplicada18(54), 5-31.

Andrés Roldán, L. D. (2019). La economía de la felicidad y los movimientos migratorios. Repositorio Universidad de Sevilla.  https://hdl.handle.net/11441/88981

BJØRNSKOV, C.; DREHER, A.; FISCHER, J. A. (2007): “The Bigger the Better? Evidence of the Effect of Government Size on Life Satisfaction Around the World”, Public Choice, 130, pp. 267-292.

HELLIWELL, J. F. (2001): “Social Capital, the Economy and Well-Being”, en K. Banting, A. Sharpe y F. St. Hilarie [ed.]: The Review of Economic Performance and Social Progress. The Longest Decade: Canada in the 1990s, pp. 43-60. Montreal: The Institute for Research on Public Policy.

Jimbo Granda, M. A. (2019). Estudio de predictores de felicidad a nivel mundial. Repositorio UOC. http://hdl.handle.net/10609/98886

KLEIN, C. (2011): Do we Need Social Cohesion to be Happy? (Working Paper, 2011-06). Luxembourg: CEPS/INSTEAD.

RAM, R. (2010): “Social Capital and Happiness: Additional Cross-Country Evidence”, Journal of Happiness Studies, 11, pp. 409-418.

VÁZQUEZ, R. D., MASEDA, M. P., & GÓMEZ, I. N. (2011). Bienestar y felicidad: relación con la renta y el capital social en países europeos. Revista galega de economía20, 1-29.

WINKELMANN, R. (2009): “Unemployment, Social Capital, and Subjective Well-Being”, Journal of Happiness Studies, 10, pp. 421-430.

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