Al hablar de los miedos adolescentes y juveniles, comentábamos el tema relaciones.
Y es que la cosa se ha complicado mucho. Y más en sitios pequeños.
Yo, que ya soy mayor, no me daba cuenta de que esto es un verdadero problema. Una chica de 24 años me contaba hoy quejosa lo difícil que se ha puesto poder quedar con alguien a tomar algo y “a lo que surja”.
A parte del miedo normal al contagio, surgen otros factores que hacen muy complejo este tema, antes tan fácil.
Por Tinder les da “cosa” porque los vean, entre ellos, al ser una ciudad pequeña, se conocen a los que están apuntados y hay un concepto de que el que está, es “un lamentable”.
Por Instagram las cosas son muy complicadas porque no se pueden decir tus intenciones, porque los emojis no expresan realmente lo que sientes, porque si insistes, quedas como en “situación desesperada”. Y además corres el riesgo de que te toque un o una “microondas” (te calienta sin más).
De juerga nada porque no hay juerga, bares de noche cerrados. Tenemos una cultura muy de bares, de cubata en barra, de bailar pegados… En las terrazas, “no pega” eso de flirtear.
Encima, las expectativas físicas son muy altas. Hay que tener en cuenta que si quedas, vas a ir sí o sí, y ya se sabe que puede ser “a lo que surja”. Entonces, tienes que quedar con alguien que realmente te atraiga físicamente si no quieres pasar por el trago de tener que decir que no porque no te atrae.
Todo un problema social importante que, desde mi punto de vista, va a traer repercusiones negativas a todos los niveles, pero sobre todo en lo tocante al tipo de relaciones humanas que se están creando, además de las situaciones de peligro en las que los y las jóvenes se están exponiendo.
Creo que ahora toca reinventarse a todos los niveles, parece que también el ligar va a cambiar hacia otras formas de darse señales de que “hay tema”.
¿Volveremos al lenguaje del abanico?
#ungestocambiatuvida