LA COMPLEJA CUESTIÓN DEL “PODER”

Como siempre, de nuestro pequeños debates en el grupo de Face, surgen nuevas incógnitas. Una de ellas, que hemos decidido abordar entre Patricia Tisner y yo, es el tema del “poder”.

Y a mí me ha tocado investigar sobre poder y personalidad. ¿Cómo son las personas que tienen “poder”? ¿hay una “personalidad poderosa”?

Pero antes que nada, ¿qué significa tener poder? ¿Se puede equiparar tener poder a éxito?

Hay muchos tipos de poder: el adquisitivo, el resolutivo, el ejecutivo, espiritual, fáctico, jerárquico… Me centraré en este último, que es el que nos preocupaba en el denate del Facebook. El poder que ostenta la persona que   puede dirigir y controlar a personas e instituciones que depende de ella. Tener poder es tener la facultad, el dominio y la jurisdicción para mandar o ejecutar algo.

Y tener éxito es conseguir lo que te propongas en la vida.   

En mi opinión, el poder forma parte del éxito, pero no siempre. Y es que el “éxito” es muy subjetivo. Para unos, tener éxito sería  tener poder, para otros, el dinero, o la salud, o tener una gran familia, otros quieren reconocimiento… y otros lo quieren todo.

Cuando alcanzamos nuestras metas, se produce en nuestro cerebro un efecto neurológico que nos hace sentir más concentrados, tranquilos y seguros, como invencibles. El éxito, alcanzar tus metas, produce dopamina. La dopamina nos hace sentirnos más inteligentes, facilita que fluyan nuestras ideas. ¡¡Hasta nos sentimos más guapos!!  Todo esto hace que tener éxito, conduzca a tener más éxito. Por eso las personas con éxito se sienten tan “suertudas”.

Pero lo normal en la vida es fracasar. Aprendemos fracasando desde que damos nuestros primeros pasos. Como Kahneman dijo “el dolor del fracaso es dos veces superior a la felicidad de éxito”, quizá por eso aprendemos más de los errores que de los aciertos. Aunque no todos.

No todo el mundo sabe qué hacer con los fracasos. Hay quien se los toma como un desafío, como parte de un aprendizaje, y hay quien los considera como evidencia de su incapacidad.

Recapitulemos. El poder es una meta dentro de lo que algunos consideran “éxito”, ¿cierto? Y sabemos que para tener éxito, hemos de fracasar y aprender de nuestros fracasos. Entonces, una de las características de las personas con éxito (o poder) es la constancia y la capacidad de esfuerzo. ¿Pero hay más? Aquí os dejo un vídeo sobre ello:

Bien, pues por lógica, las personas que tienen entre sus metas conseguir poder, han de tener todas esas características. Analicemos una a una:

Perseverancia: si quieres ser una persona con poder, debes tener paciencia. No siempre se consigue pronto. Y si no, que se lo digan al octogenario Trump.

Compromiso: la entrega a tus objetivos debe ser total. La deslealtad se paga cara. Un ejemplo de ello lo tenemos en Pablo Casado, que en marzo fue desleal al gobierno y ahora tuvo que usar su más maravilloso oportunismo para rectificar su error.  

Motivación: si quieres el poder, debes tener verdadera pasión por poseerlo, y eso se ha de notar. Qué pocos se resistieron a la brutal motivación de Hitler por “mejorar el mundo”

Metas: tienes que saber a dónde vas. El poder por el poder tiene consecuencias. Aquí hay muchos ejemplos, ¿verdad?

Concentración: y no solo debes saber a dónde vas con exactitud, sino también centrarte en ello, no salirte de tu raíl o la liarás. Hay, Iglesias y tu casoplón…

Adaptación: si no puedes cambiar, adaptarte a lo que venga, mejor dedícate a las cosas. Tener poder sobre las personas supone estar dispuesto a cambiar muchas cosas. ¿Quién le iba a decir a Sánchez que se “casaría” con iglesias?

Creatividad: Es absolutamente necesaria para poder adaptarte a los cambios. Sin ella, tendrás que hacer chapuzas que se notarán mucho y al final perderás el poder.

Vigilancia: prestar atención a las oportunidades y amenazas del entorno. Estar en el partido político adecuado, es una oportunidad. Saber aprovecharla, es otra cosa. ¿Le costará el poder a este gobierno el no tener un plan de recuperación bien planificado?

Experiencia: renovarse o morir. O aprendes, o aprendes, ya que lo mismo que te llevó al poder, te lo puede quitar.

Control y Seguimiento: si no sabes moverte en el caos, en la incertidumbre, aprender de tus errores y rectificar a tiempo… tendrás el poder poco tiempo. La gente no es tonta.

En fin, si tienes todo esto, podrás conseguir cualquier meta que te propongas, incluido el poder.

Por otra parte, como decía la filósofa y escritora Ayn Rand: “La ambición de poder es una mala hierba que solo crece en el solar abandonado de una mente vacía”.

Entonces, ¿la persona que llega a posiciones de poder es en realidad un “tonto útil”, como tan magistralmente nos exponía hace poco nuestro compañero Ramón Morata?

Eso hace mucho más complejo el tema, claro, porque tendríamos que definir lo que es un “tonto útil”. Yo no me atrevo, la verdad.

Y por último, también creo que hay que reflexionar sobre si al inicio del camino el poderoso es de una forma y luego el mismo poder le corrompe, al más puro estilo “Actoniano”. 

Hay que ver lo que se llega a complicar el tema del poder.

#ungestocambiatuvida     

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