TECNOLOGÍA EN EDUCACIÓN SÍ, PERO NO DE CUALQUIER FORMA

Modelo TPACK

Parece que con lo de la pandemia y la educación on line, el teletrabajo y demás, se ha puesto en evidencia, entre otras cosas, que una cosa es el conocimiento que el profesional de la educación tiene sobre la materia que quiere transmitir a su alumnado y otra muy diferente es que sepa cómo transmitirlo. Es decir, que en muchos casos hay bastante distancia entre el conocimiento científico y el conocimiento pedagógico.

Y uno de los conocimientos de los que carece mucho porcentaje del profesorado, es precisamente el tecnológico y digital.

Y por eso el gobierno de repente va a invertir mucho dinero en lo que se llama la “digitalización” del sistema educativo. Pero eso no pasa por comprar tablets y ordenadores sin más, es algo que va mucho más allá.

Vemos, Shulman allá por los años 80 ya lo decía. Una cosa es saber QUÉ se enseña y otra muy distinta, saber CÓMO se enseña.

Ahora hay un movimiento de exacerbación del uso de la tecnología en la enseñanza, como si fuera la panacea. Y no. No vas a ser mejor profe porque conozcas todas las herramientas de Google for Education, por ejemplo, ya que, si las aplicas al tuntún, porque sí, porque mola… pues va a ser un desastre.

Ya hace unos pocos años, surgió el Modelo TPACK (Tecnología, Pedagogía y Contenido). Yo lo he conocido a través de la UNIR, en un curso de Experto Universitario en Universitaria On line. Lo podéis conocer mejor a través del blog del Dr. Tourón, Vicerrector de la UNIR.

Este modelo profundiza un poco más, introduciendo el conocimiento tecnológico como parte de los conocimientos que un profesional de la enseñanza ha de poseer.

Un ejemplo de aplicación de este modelo es la llamada “flipped classroom”, que seguro que os suena más. 

Se trata de hacer que los tres tipos de conocimiento (de contenido, pedagógico y tecnológico) se interrelaciones de forma que den como resultado, por un lado, el conocimiento Pedagógico del Contenido, por otro el conocimiento tecnológico del contenido, por otro el conocimiento tecnológico-pedagógico y por último el conocimiento tecno-pedagógico del contenido.

Esto parece farragoso, pero es sencillo. Se trata de adaptar el conocimiento que el profesor tiene de una materia al alumnado, es decir, a los conocimientos previos que ya tiene sobre el tema, a su forma de aprender según nivel, a la forma de evaluar, etc. Por otro lado, ha de conocer todas las herramientas posibles para poder transmitir ese conocimiento de forma adecuada, y eso incluye la tecnología, claro.

En definitiva, no vas a ser mejor profe porque conozcas muchas herramientas tecnológicas. Lo importante es saber aplicarlas para tu grupo de alumnado en concreto.

El profe, además de ser un experto en la materia que imparte, ha de tener amplios conocimientos de pedagogía y de tecnología, pero además ha de saber combinarlos para conseguir un aprendizaje efectivo de su alumnado.

#ungestocambiatuvida 

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