Hay parejas que rompen por falta de comunicación. Otras porque sus caminos se separan, porque tienen metas diferentes en la vida. Otras porque hay una tercera persona en discordia… y otras sencillamente, porque se les acaba el amor.
Poco a poco uno ya no se ríe tanto con las ocurrencias del otro, el sexo es aburrido, ya no tienes ganas de volver a casa tras tu jornada laboral a encontrar los brazos de tu pareja. No ha pasado nada en especial, no os peleáis mucho, seguís en la vida juntos… pero ya no hay forma de rescatar esa chispa que una pareja necesita para que la relación sea divertida y emocionante.
Y así pasa el tiempo. Pensando que la culpa es tuya porque has perdido la ilusión, pero que algún día la recuperarás.
Y ojo, que no solo pasa con la pareja, que pasa también con las relaciones de amistad. A lo largo del tiempo, te das cuenta de que tus emociones ya no conectan con esa persona.
Pero no nos alejamos. Ni dejamos a esa pareja que ya no nos hace vibrar, ni a las relaciones de amistad que ya no nos aportan nada. ¿Por qué? Por miedo. Miedo a equivocarnos, miedo a dejar atrás algo que antes nos hacía felices. Miedo a la soledad. Miedo a hacer daño.
Pero hay que ser consciente de que hay amores con fecha de caducidad. Se apagó la llama, se acabó el amor. Ya no hay más de donde rascar.
No hay razones. Tan solo ha pasado.
Mi consejo es que no busques y busques esas razones. Porque eso te lleva al conflicto y/o a la culpa: o te empeñas en echarle la culpa al otro de que ya no le quieras, o te la echas tu. Mal rollo. A veces no hay culpas ni culpables. Se te acabó el amor. Chispun.
Lo que suele funcionar es adelantarse a esta decadencia y currarse la relación mucho. Tengo muchos ejercicios y juegos en mi canal de youtube para ello. La cosa es que hay que darse cuenta a tiempo y no dejar que la llama se apague.
Pero si ya no hay forma… mejor hablarlo y acabar con una relación que ya no es tal. Antes de llegar a esa fase nefasta de buscar culpables.
#ungestocambiatuvida