El otro día una madre de preguntaba qué tenía que hacer para conseguir que su hijo recogiera la habitación porque “hay que ver cómo la tiene”. Bueno, yo para consolarla lo que hice fue enseñarle la foto de la de mi hijo en un día normal.

Es algo bastante común a los adolescentes. Y es curioso porque le dices que la recoja, lo hace, vuelves a revisar y ves la papelera todavía llena a rebosar, ropa por el suelo, una botella de zumo a medio terminar… se lo haces ver y te dice “pero qué ves???”.

Y es que su tolerancia al desorden es mucho mayor que la nuestra, eso está claro. Nosotros queremos tener nuestro entorno (y el suyo) un tanto controlado y a ellos se la chufa ese control. Es más, les moesta soberanamente que se lo digas y que intentes imponer tus normas en su territorio.

Porque sí, señores, su habitación es su territorio, eso deberíamos tenerlo en cuenta y respetárselo.

Y una forma de respetarlo es, clarísimamente no recoger su habitación por ellos y sencillamente dejar que sufran las consecuencias de  ese desorden que son muchas y no tardan en llegar como el “mamá, no tengo ni una pareja de calcetines iguales” o “no tengo camisetas para el gym”, etc, etc…

También lo que les pasa es que la adolescencia les trae mucho trabajo. Han de estudiar, pensar en sus amistades, en el chico que le mola, en el maldito grano que le ha salido, en cómo convenceros de que le dejes salir hasta más tarde este finde… Entonces, si no quieres terminar a la greña con tu adolescente, te recomiendo que lo que hagas es poner una norma estricta para el resto de la casa pero no para su cuarto. Así él o ella se siente dueño de su espacio ero a la vez aprende a respetar los espacios comunes.

#ungestocambiatuvida