Si no quieres leer, te lo cuento en persona aquí: https://youtu.be/8z-gd82S7Tg
Estoy leyendo un estudio muy interesante que han hecho varias universidades alemanas (os dejo el enlace al texto completo aquí: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0306453014001243). Los investigadores se preguntaron si el estrés, trastorno mental tan frecuente en nuestra sociedad, se puede “contagiar”, es decir, si el mero hecho de observar el estrés en otros, puede afectarnos de forma que nosotros también mostremos síntomas. Lo llaman el “estrés empático”.
Y sí, parece ser que sí. El cortisol, hormona causante de los síntomas del estrés, aumenta en la persona que observa estrés en otros.
Este estrés empático aumenta más cuanto más cercana sea la relación entre los implicados, lógico, pero lo interesante es que se da incluso cuando las personas son totalmente desconocidas.
Todo esto me lleva a una reflexión muy “de moda” en estos días de pandemia: dependemos de las conexiones con los demás. El contacto con el otro determina nuestro estado de ánimo hasta límites realmente importantes.
Ahora dale la vuelta y piensa que tu “buen rollo” también se contagia. Lo podemos llamar “distres empático”. ¿Y cómo contagiarlo? Pues, por ejemplo, dando feedback corporal. Ahora no nos vemos las caras por la calle, pero sí los ojos. Sonríe tras la mascarilla, a ver si contagiamos a todos de buen rollo y acabamos con el malrollismo que invade nuestro entorno estos días.
Aquí tienes más consejos al respecto: https://estherclaver.com/2020/07/18/eres-socialmente-inteligente/
#ungestocambiatuvida