LO QUE CREES QUE HAS APRENDIDO EN EL 2020, PERO QUE NI DE COÑA

Estos días  proliferan  miles de post haciendo recuento del 2020. Lo que ha pasado, lo que debería haber pasado, lo que mal, lo que bien, que si unos, que si otras, que si yo menos y tu más, que la culpa tuya, tuya, tuya…

Los medios, las redes, el Rey en su discurso… todos nos obligan  a hacer un repaso de lo que ha pasado este año y por tanto de lo que has aprendido o más bien de lo que “deberías” haber aprendido. Y ahí está la cosa, claro, porque todo parece indicar que tiene que haber unos aprendizajes de la experiencia vivida, y los hay. Pero ni son todos los que se dicen ni se dicen todos lo que son. Al menos a nivel personal, privado, familiar, tu contigo.

Yo te recomiendo que, para no sentirte mal y pensar que eres un totorota incapaz de aprender de la experiencia, revises algunos de esos listados y hagas un análisis crítico de lo que realmente se acerca a tu propia experiencia y lo que no. Un ejemplo lo tienes en la maravillosa entrada de Patricia Tisner.

Y a partir de allí, construye tus siguientes calendarios. Sí, así es, el mundo parte de tu ombligo. Al menos en lo que a tu propia vida se refiere.

Yo he escogido ser mala y darme cuenta de todo lo que creemos que hemos aprendido pero que tiene su «cara oculta». Te pongo un ejemplo. He escogido, para inspirarme,  un post de Vozpopuli Ciencia que me llamó la atención  y he hecho mi propio análisis de lo que hemos (o más bien “deberíamos haber”) aprendido:  

  • Hemos aprendido que hay que invertir más en ciencia y tecnología. Pero de forma seria, porque somos el país del Lazarillo de Tormes a todos los niveles,  no sé si me explico. Como dice Antonio Martinez Ron en el post que os comento, ha sido el año de los “preprints”: mucha investigación de muy escasa calidad. Al tun tun, por figurar. Más por publicar que por investigar en serio.
  • Que lo de los recortes en sanidad y educación también parece que se ha visto que no fueron buena idea. Quizá se tendría que haber recortado más en mogollón de puestos de funcionarios (Senado incluido, por ejemplo) que ha quedado evidenciado que no sirven para nada.
  •  Que para llegar a puestos de poder, no hace falta ser inteligente ni culto… ni experto en nada. Ya tendrás a tus pies miles de expertos (fantasmas) que te dirán cómo meter la pata una y otra vez y cómo echarle la culpa a todo menos a ti mismo.
  • Que al cerebro le es muy fácil caer en paranoias raras. A poco que le motives, se inventa una conspiración extraterrestre en un clic. Sobre eso ya he hablado en alguna pildorilla.
  • Que todo este tinglado que tenemos montado es muy muy frágil. Un bichito microscópico pero con muy mala leche, nos ha tirado los “palos del sombrajo” (como diría mi querido y admirado amigo el escritor/ economista Oscar Gutiérrez Ojeda). En unos meses, todo “p’al carajo” (va por ti, Oscar).
  • Y aquí voy a hacer una confesión. No sabía que a esto de las enfermedades que los animales nos trasmiten a los humanos se le llamase Zoonosis. Una palabra más en mi vocabulario. ¡¡Bien por mí!!  
  • Que hay que recuperar nuestros pueblos, la España rural, esa que se ha vaciado en pro de llenar de gente núcleos urbanos casi sin alma y con mucha polución. La naturaleza nos llama. Se abre un abanico de posibilidades inmensa, ¿verdad, Luis Ferruz? Fíjate que yo empiezo a soñar (no lo verán mis ojos, por desgracia) con una Nueva Escuela. Una en la que el contacto con la naturaleza sea el eje desde el que partan proyectos de conocimiento compartido en grupos heterogéneos de diferentes edades y niveles donde el profe sea un “coach” del aprendizaje que motiva, estimula, conoce  e impulsa a sus alumnos a conseguir su mayor potencial. Sin techos, ni de cristal ni de ningún tipo.
  • Y relacionado con esto de la escuela, nadie (creo) ha dicho lo absolutamente inútiles que han demostrado ser los libros de texto en la escuela. Estamos en la era de internet, donde toda (y digo toda) la información y el conocimiento están a golpe de un clic. ¿A qué esperamos a entrenar a nuestro alumnado en saber filtrar bien todo ese conocimiento? ¿En serio tenemos que seguir pasando por el filtro de las editoriales? Otro campo abierto donde apelo a la responsabilidad y capacidad de reinventarse de esas editoriales para que nos ofrezcan un producto que de verdad impulse el conocimiento en vez de enlatarlo.
  • Y hablando de techos “de cristal”, no se ha hablado lo que debería de lo que ha pasado con las mamás teletrabajadoras en esta pandemia. Sí, las mamás, digo bien. Porque, una vez más, ha quedado evidenciado que en la mayoría de las familias españolas, la que se dedica a la prole es la mujer. A la prole, a la casa y a mantener el clima afectivo en un hogar donde han de crecer y desarrollarse unas cuantas personas. Pero la puñeta es que muchas han tenido, una vez más, que priorizar esos cuidados a su trabajo. ¿Por qué? Uf, mucho que analizar y que decir, seguramente mis amigas Patricia Tisner, Maria José Sola, Carolina Tobías, Ana Elduque y otras del GRUPO DE ECONOMÍA Y FINANZAS AMIGOS DE LUIS FERRUZ, tengan algo (mucho) que decir. Yo aquí callo, pero no por prudencia, sino por falta de espacio. Aquí os dejo el “encuentro entre h olas” que hemos dedicado a este tema:

Y para acabar, otra confesión: he descubierto que eso de ser autodidacta en TICs está muy bien, pero que para dar respuesta a las necesidades que han quedado patentes con esta pandemia, necesito mucha más especialización. Por eso he invertido una pasta en hacerme un magnífico curso de 10 ECTS por la UNIR de Experto Universitario en Docencia On Line.

Docentes del mundo mundial: ¡os animo a que os forméis en tecnología! La tecnología es amiga, es chula, facilita y te ayuda a resolver. Abraza la tecnología. Y encima no hace falta llevar una molesta mascarilla. Todo son ventajas ; )

#ungestocambiatuvida

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