¿ES BUENO SER COMPETITIVO?

Estoy releyendo el libro de mi amigo Nacho Gella Ciprés “No todo es ganar”, preparándome un poco el encuentro “entreholas” que tenemos esta tarde (y que incluyo al final)

Y me he parado en un concepto que Nacho apunta en su libro: la competitividad.

Es algo controvertido porque, por un lado, si juegas en un equipo, eso lleva necesariamente a competir y si compites, quieres ganar.

Pero por otro, socialmente está como mal visto ser “competitivo” por lo que supuestamente conlleva de “pisar al otro”, de afán de ganar a cualquier precio.

Y es que yo creo que se confunde un poco el tema. Se define la competición como fin y no como medio. Me explico: competir es un medio de aprendizaje, no la finalidad misma. Juegas para aprender del camino, no solo para “ganar”.

Si compites para aprender, aprendes a gestionar tu tolerancia a la frustración y a fijarte en los logros de otros para mejorar los tuyos. Si compites para ganar lo que haces es compararte todo el rato, por lo que tu autoestima se verá mermadísima y lo que conseguirás será lo contrario de lo que buscas.

He visto y veo algunos padres que inculcan la competición como fin en niños y chavales que, por pura presión, terminan generando síntomas como ansiedad, depresión. Personas que disfrutaban de un deporte, de sus estudios o de un hobbie, terminan abandonándolo porque lo que se valora no es su esfuerzo ni su disfrute, sino el fin mismo del proceso. Eso ejerce una presión impresionante que paraliza, que lleva a la indefensión aprendida, al “síndrome del impostor” y a otros trastornos; y que construye personalidades con características concretas que te convierten, por ejemplo, en el típico “trepa” en la empresa (de eso nos habla Patricia Tisner en un post).

¿Qué hacer para no llegar a eso? nombro algunas cosas:

1.- No comparar. Vivimos en la sociedad de los ránkings: el informe PISA que sitúa los saberes de los estudiantes y define el sistema educativo e los países, la lista de los más ricos, de los más elegantes… Si nos dejamos llevar por ello y pensamos que no estar arriba es ser un fracaso, claramente tenderemos a estar comparándonos continuamente sin pararnos a pensar que a veces se está arriba y a veces abajo y eso no nos define como personas. Es un “estar”, no un “ser”.

2.- Disfrutar del camino, no de la meta. Si solo te centras en aprobar o sacar muy buena nota, te pierdes los aprendizajes intermedios. Si solo juegas para ganar, no disfrutas del deporte en sí. Yo suelo decir el primer día de clase que todo el mundo tiene un 10, que no se preocupen por eso. Que lo que tienen que hacer ahora es disfrutar de lo que vamos a aprender.

3.- Competir contigo mismo. Centrar tu “lucha” en avanzar en tus logros, en buscar tu mejor versión, sea la que sea. La perseverancia y la tolerancia a la frustración se ha demostrado que son parte del camino hacia esa sensación de éxito personal, de superación, de logro.

En definitiva, creo que competir es entender que los fracasos son parte del éxito.  

Pero como siempre digo, cada caso es diferente, casa persona necesita trazar su propio camino teniendo en cuenta todas sus circunstancias, no se puede generalizar en demasía.

No os perdáis el «entreholas» con Nacho Gella, porque nos ha contado muchos de sus secretos para conseguir el éxito tan rotundo que tiene en su labor como educador deportivo:

Entreholas con Nacho Gella

#ungestocambiatuvida

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