Estoy notando que una de las consecuencias que está teniendo esta pandemia sobre el estado mental de la gente es que nos está dejando la piel muy fina, es decir, que como que todo nos afecta más. Bueno, no a todos, claro, pero hay personas que ya “de serie” son especialmente sensibles y esto les está dejando en un estado de hipersensibilidad nada agradable.
Pero vaya, tampoco hace falta que nos ataque un bicho mutante para que haya personas que sientan como que todo les afecta. Es una sensación como de que las cosas más pequeñas terminan siendo un mundo.
Una de las causas más comunes de que ocurra esto es la de que estás saturado. Tu cerebro te pide calma, pero la vida no deja de mandarte problemas, complicaciones y conflictos. Por pequeños que sean, todo suma y llega un momento en el que sientes que una gota más va a rebasar el nivel. Y lo peor es que puedes estar así mucho tiempo. Tanto, que al final te enfermas de ansiedad o depresión o somatizas con algún síntoma físico como insomnio, trastornos gastrointestinales, dolores musculares, herpes…
Otras veces no es que estés al borde del abismo, sino que hay cosas que te afectan mucho por lo que sea. Por ejemplo, alguien que se crió en un ambiente de alta emoción expresada, entre gritos y peleas continuas, puede haber desarrollado una especial sensibilidad a los gritos y reacciona de forma desproporcionada cuando le gritan: o bien de forma agresiva, a la defensiva, o bien paralizándose.
También puede pasar que seas PAS, es decir, Persona Altamente Sensible. Es un rasgo de personalidad como otro cualquiera, pero que te hace sufrir porque te pueden molestar estímulos sensoriales como ruidos y luces, te hace sentir saturación emocional con cierta facilidad e incluso te hace susceptible a que personas desaprensivas se aprovechen de esa sensibilidad que tienes para detectar las necesidades ajenas.
Sea la causa que sea, lo mejor es que te pares a pensar sobre ello e intentes ponerle remedio. Yo, como sabes, no creo que las recetas generales porque cada persona tiene su idiosincrasia y para eso está la terapia, para hacer un trabajo conjunto donde vislumbremos qué es lo que está pasando y ponerle remedio.
Un consejillo sí te voy a dar: no te culpes, no te sientas mal porque hayas tenido una mala reacción ante algo aparentemente inocuo. Date cierto permiso para poder sentirte así, aunque si no te mola tener esas reacciones, ya sabes, a ponerle remedio.
#ungestocambiatuvida